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Mientras Israel reitera que en el futuro de la Franja habrá un gobierno "alternativo a Hamás", el apoyo a la hoja de ruta relanzada por el presidente estadounidense, Joe Biden, crece tanto dentro del propio Estado judío como en la comunidad internacional.

En declaraciones al Sunday Times, Ophir Falk, asesor del primer ministro, Benjamín Netanyahu, en materia de política exterior, hizo saber que Israel no rechaza el acuerdo: "Es lo que acordamos -explicó-.

No es un buen acuerdo, pero apoyamos firmemente la liberación de todos los rehenes".
"Aún quedan muchos detalles por definir y esto incluye -añadió- que no habrá un alto el fuego permanente hasta que se alcancen todos los objetivos de Israel".
Entre ellas, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, reiteró la "destrucción" de Hamás para "impedir que siga existiendo", pero sobre todo la preparación en Gaza de "un gobierno alternativo" a la facción islámica.
"Cuando aislamos las zonas, distanciaremos a los miembros de Hamás de ellas y -añadió- introduciremos otras fuerzas que permitirán un gobierno diferente". Se sabe que Gallant está en contra de una ocupación militar israelí de la Franja. Incluso Estados Unidos, con vistas a la próxima reunión del Gabinete de Guerra israelí, confía en el resultado del acuerdo en curso.
"Esperamos que si Hamás acepta la propuesta, Israel diga que sí", señaló el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, en una entrevista con ABC.
Además, según Kirby, Israel ya "ha logrado una buena parte de sus objetivos en Gaza. Desde un punto de vista militar, Hamás ya no está en condiciones de llevar a cabo un ataque como el del 7 de octubre. No estamos, sin embargo, sosteniendo que Hamás fue eliminado o que ya no representa una amenaza para Israel, digamos que ya no tiene más esa capacidad. Incluso dentro de Israel crece el apoyo a lo que se conoce como el "Acuerdo de Netanyahu".
En la oposición siguen los ministros de la derecha radical, desde Itamar Ben Gvir hasta Bezalel Smotrich, que amenazaron con abandonar la mayoría y, por tanto, la caída del gobierno.
Pero el presidente, Isaac Herzog, entró en escena con el primer ministro: "Le dije al primer ministro Netanyahu -anunció- que le daré a él y al gobierno mi pleno apoyo a un acuerdo que prevea la liberación de los rehenes".
Y también el Foro de las familias de los rehenes anunció que quiere presionar a ministros y dirigentes políticos para que acepten el "acuerdo de Netanyahu" para traer a casa a los 120 secuestrados que aún están en manos de las facciones armadas en Gaza.
Lo mismo hizo el Kibbutz Nir Oz, uno de los más afectados por el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre en cuanto a número de muertos y rehenes.
El cruce de Rafah sigue siendo el principal punto de entrada de ayuda humanitaria a Gaza. La esperada reunión con Estados Unidos e Israel tuvo lugar en El Cairo, donde Egipto pidió que la reapertura del cruce fuera precedida por la "retirada incondicional" de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) de la zona y por la seguridad de que el envío de ayuda a Gaza puede tener lugar "sin restricciones" y en presencia de palestinos en el aeropuerto.
En este caso, Egipto pide luz verde para enviar 350 camiones al día a Gaza.
Rafah sigue siendo actualmente el punto principal de las operaciones de las FDI, que, sin embargo, según el WSJ, se verían limitadas bajo la presión de Estados Unidos.
El ejército anunció que se está concentrando en el campo de refugiados de Yabna, en la parte central de la ciudad más meridional de Gaza. Pero también en el "Corredor de Filadelfia", a lo largo de la frontera interior de Gaza con Egipto, donde los militares afirman haber encontrado muchas armas y numerosos pozos de lanzamiento de cohetes.
Mientras tanto, el enfrentamiento en el norte con Hezbolá no cesa, con un nuevo lanzamiento de cohetes y drones desde el Líbano y la posterior respuesta de incursiones israelíes.