Los derechos políticos de los italianos que viven en el exterior están garantizados en los Artículos Nº 56 y 57 de la Constitución. La posibilidad de la elección de 18 legisladores, doce diputados y seis senadores, que representen al colectivo de italianos que habitan fuera de Italia fue un enorme progreso en ese camino que tomó la Península hace tiempo con la creación del Comitato degli Italiani all’Estero (ComItEs) y del Consiglio Generale degli Italiani all’Estero (CGIE) dos órganos de representación que también le dan posibilidad de incidencia en las políticas públicas a esa enorme masa de connacionales.
En parte la mecánica política institucional cumplió con concederle derechos a los ciudadanos italianos: nativos u aquellos que tras el debido trámite obtiene la ciudadanía desde sus antepasados. Hasta aquí; todo bien ahora la falencia es de los italianos en el
exterior que elección tras elección disminuye el porcentaje de aquellos que efectivamente ejercen sus derechos con lo gravoso que significa y la escasa legitimidad de quienes quedan electos como parlamentarios. Esta ‘no responsabilidad’ cívica complota gravemente con un derecho que está fundado no sólo desde el Derecho Constitucional sino sobre todo desde el punto de vista histórico-sociológico, recordemos que la sangría inmigratoria italiana de fines del XIX y primeras décadas del XX permitió descomprimir la
presión social en Italia tras la crisis de 1870. Esta enorme transferencia de personas, principalmente a Argentina, fue azuzada por la monarquía italiana paralelamente a un total abandono a su suerte a este enorme contingente que, en parte, se auto-organizó con las Sociedades de Socorros Mutuos muchas de las que aún subsisten.
Tras más de una década en que podemos expresarnos con el voto ahora se avizora una amenaza y es el dudoso manejo de ciertas agrupaciones políticas que con aceitados vínculos en diferentes estamentos han realizado un manejo non sancto de los sobres con el material electoral que debería llegarle a cada uno de los ciudadanos italianos que figuran en el Anagrafe degli Italiani all’Estero (A.I.R.E.) a su domicilio particular para que pueda ejercer ese derecho que, no es obligatorio, pero si secreto y universal. Este manejo irregular, desde lo mediático, fue ventilado por primera vez en las elecciones del 2008. Esto no sólo es una estafa a los ciudadanos italianos que viven fuera de Italia sino que es una verdadera profanación de la Memoria de quienes con mucho sufrimiento, pero cargados de sueños, emigraron desde Italia y que la República Italiana muchas décadas después ha instrumentado la concesión de los derechos políticos para resarcir en parte esa macula con que cargaba el Estado que por obra u omisión no contempló ninguna atención a la diáspora de fines del XIX y primeras décadas del XX. Dejando a millares de italianos a la deriva y a merced, en muchos casos, de regímenes de cuasi-servidumbre como sucedió en muchos casos de hecho, la aparición en el campo argentino de la Federación Agraria Argentina, fue obra de chacareros italianos esquilmados y sometidos a contratos leoninos.
El Partito Democratico (PD), agrupación política que recoge las ideas de la izquierda democrática, progresista y plural, ha presentando sendos recursos en la Justicia italiana y argentina para que se indague sobre las presuntas irregularidades que se sospecha tuvieron lugar en las Elecciones Políticas del 2018. El PD ha sido la única fuerza política que ha participado en las elecciones pasadas que, con madurez cívica y ética, ha hecho público las irregularidades que desafían cualquier martingala del matemático mas avezado pues en determinadas Mesas en Argentina se detectó un anormal porcentaje en
las preferencias electorales que hacen trizas cualquier lógica coherente. Señalamos que en las elecciones se presentaron en América del Sur nueve Partidos o Movimientos de los cuales dos fueron fundadas en Argentina, justamente el país en el que se sospecha de las
irregularidades. Las apelaciones a la Justicia de ambos países queda fuera de cualquier revanchismo u oportunismo sólo se funda en la responsabilidad que le cabe al Partito Democratico que ha obtenido la mayoría absoluta de los escaños fuera de Italia y en la Memoria de quienes han emigrado recientemente o son hijos y nietos de aquellos que contribuyeron a la construcción de Argentina e iria en contra de los principios de una fuerza política que en su seno tiene como objeto la representatividad política de millares de italianos.