Estimado Director.
Soy un periodista que vino a Uruguay para pasar las vacaciones al sol y al mar de Punta del Este.
Todos muy agradable, gente agradable y alegre, tal vez un poco "caro" teniendo en cuenta los precios de los restaurantes y productos en los supermercados, pero en definitiva, hasta hace unos días, pensaba que vale la pena aterrizar aquí y no en el el habitual Caribe. Pero, pero...
En un restaurante en Punta del Este, mientras estaba mordiendo con gusto y placer, un bistec con un hueso se me rompió un "arreglo temporal" que mi dentista había colocado en mi arco superior derecho esperando para implantar el arreglo definitivo en mi boca.
Intento contactar a un dentista en Punta, y también en Montevideo... todos de vacaciones.
Así que llamo a mi dentista en Italia que me tranquiliza: haré nuevamente tu arreglo personal y te lo envío a traves de DHL a Uruguay.
Y aquí comienza la historia grotesca y absurda de un país, Uruguay, a quien le gusta llamarse a sí mismo el mejor y más vanguardista de Sudamérica.
El paquete con el "arreglo provisorio" debía, según la ruta que DHL llegara a mis manos y a mi boca el 23 de enero.
Llamo a DHL y después de pasar por tres personas que no pudieron darme explicaciones, llego a saber la verdad.
El paquete con el arreglo dental, está detenido en la aduana.
Para obtener mis dientes provisorios", debo acudir al Ministerio de Salud Pública, que me expidan no sé qué autorización y luego ir a la aduana, pagar no se cuanto y obtener el paquete...
Yo, turista... descubro que he llegado a un país del quinto mundo...
¿Así esperan atraer el turismo?
Creo que a mi regreso no escribiré cosas buenas sobre Uruguay.
Mientras tanto, llamé a mi dentista para decirle que comunicara a DHL la no entrega y, por lo tanto, la devolución inmediata del paquete.