El telar, rueda o flor de la abundancia, también conocido como mandala o célula de gratitud -nombres románticos para lo que es en realidad una estafa piramidal- recobra vida en tiempos de crisis y sigue captando incautos e incautas, ahora a través de las redes sociales y el Whatsapp. El esquema está lejos de ser nuevo: lleva la firma del estafador Ponzi, inventor del esquema por el cual varios aportantes al "telar de la abundancia" ponen dinero con la promesa de recibirlo multiplicado, a medida que entran nuevos "inversores". Solo que -como advirtió recientemente la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), renovando un llamado de atención ya difundido hace tres años, cuando empezó a agudizarse el problema- "el sistema depende exclusivamente del ingreso de nuevos participantes ya que no se generan utilidades dentro del círculo. Por ende, si no entran nuevos miembros, alguien terminará perdiendo lo que puso".
Pero las redes sociales parecen más rápidas que las advertencias oficiales, y la credulidad o la esperanza del dinero fácil tan grande como el tamaño de la crisis que atraviesa la Argentina, donde el "telar de la abundancia" prospera por doquier. "Me llegaron varias invitaciones de amigas en las últimas semanas -cuenta Rosario, coordinadora de un taller de cerámica en Buenos Aires- pero en mi familia me dijeron que tuviera cuidado y no me decidí a participar". Los promotores del sistema no dudan en apelar a promesas de recibir hasta ocho veces la inversión inicial en un corto plazo, con cifras de aporte inicial que van desde apenas 50 pesos argentinos (1,20 dólares) hasta más de 1000 dólares. Los primeros "iniciados", generalmente los únicos beneficiados, insisten primero en su círculo de conocidos y luego amplían la red para captar a cualquier desprevenido dispuesto a creer en los espejismos de la abundancia.
Así crecen los grupos en Facebook, donde los grupos vinculados con el "telar de la abundancia" reúnen a varios miles de usuarios, o en Whatsapp, donde el umbral de ingreso es bajísimo y el costo de salida muy alto: termina entre lágrimas al descubrir que se trata de una estafa. Las promesas van acompañadas de una terminología new-age que promete contención espiritual y "sororidad", ya que el esquema tiene incluso una forma pseudo-feminista donde las aportantes son presuntamente solo mujeres dispuestas a ayudarse entre sí. En 2016 hubo una primera detenida por el esquema: Julieta Magalí Ruiz, cabeza de un engaño que afectó a unas 1.500 personas en la provincia de Tucumán (norte del país). La estafa alcanza no solo a hombres y mujeres anónimos: aunque la mayoría de los damnificados no lo admite, la cantante de rock Fabiana Cantilo, que primero había defendido el sistema en sus redes, retiró su apoyo y escribió: "No apoyo a los Telares de la Abundancia, perdón entendí mal, a mí también me engañaron. Entendí que se hablaba de confiar y de dar pero nunca me di cuenta que se habla de plata".
"En sistemas como estos -dijo a ANSA la psicóloga Marta Barbat- se juegan desde la ambición y el afán por tener más dinero sin trabajar hasta el vínculo de confianza. Eso lleva a perder cierto criterio de juicio en la realidad: al ser alguien del círculo más próximo que te viene a ver con esta propuesta, uno tiende a pensar que no te va a estafar. Porque además el otro a veces no sabe que te está estafando, también cayó de buena fe". "Te enganchan desde un discurso muy espiritual, con la teoría de la abundancia y del soltar, y no entrás por lo económico, que en realidad es mentira. El discurso espiritual te hacer creer que es otra cosa", explicó a ANSA Ingrid, una especialista en selección de personal. "En cuatro semanas llegás a cumplir el circuito: yo gané la plata, pero cuando empecé a ver que quienes estaban abajo y eran mis amigas no llegaban, devolví el dinero. Otros no lo hicieron: sé que en otros grupos se pelearon por eso y perjudicaron a los de abajo", agregó.
Rita, una docente amiga suya, tuvo más suerte: su hijo le avisó, con tiza y pizarrón en mano, que el supuesto telar era una red imposible de llegar a buen puerto. Así escapó a poner, y eventualmente perder dinero, como sí le ocurrió a Amelia, una colega suya que sin desconfiar participó y perdió. Los casos se multiplican y no conocen de límites: porque si algunos telares implican poner "1440 dólares en efectivo y en sobre cerrado", respondiendo a un "formato" que incluía reunirse en un chat y recibir audios de España o México con instrucciones para lograr nuevos reclutas, las formas más modestas aceptan desde 50 pesos (poco más de un dólar) y medios de pago electrónicos como MercadoPago. Es un sistema -concluye Ingrid- que "genera mucha ansiedad, porque tenés que salir a buscar a la gente, sino perjudicás a toda la flor, y empiezan las presiones internas. Hay toda una mística, y en el caso que conocí solo para mujeres, basado en el discurso del empoderamiento femenino".
Graciela Cutuli