Se sabe que el papa expresó públicamente su intención de ir a Irak, aunque la situación en el lugar, en particular las carencias de seguridad -para la comunidad caldea en estos días incluso se cancelaron las misas de la noche de Navidad- hacen del viaje una hipótesis aún arriesgada.
Siempre para el año que viene existe la intención del papa de ir a otro país devastado por los conflictos: Sur Sudán -un viaje evocado en tándem con el arzobispo de Canterbury y primado anglicano Justin Welby, ya postergado desde 2018. Pero tampoco en este caso hay confirmaciones oficiales, ya que la visita está atada a una pacificación definitiva del país, un objetivo por el que Jorge Bergoglio y Welby luchan en primera persona, entre otras iniciativas con el "retiro espiritual" en el Vaticano de los protagonistas del conflicto.
Otra incógnita por aclarar es si 2020 podrá ser finalmente el año en el que Francisco visite su país, la Argentina, una cita que hasta ahora Jorge Bergoglio fue postergando en sus siete años de pontificado.
Francisco, que el año pasado estuvo en Panamá en enero para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), ya visitó gran parte de América Latina -también Brasil, Perú, Chile, Colombia, México, Cuba, Paraguay y Bolivia- pero nunca quiso volver a su país natal.
Un poco por el deseo de no interferir en los asuntos y la política internas, y un poco por no ser "usado" indebidamente por los gobiernos locales, como el de Mauricio Macri, con quien tenía pocas visiones en común.
Ahora en la Argentina hubo un cambio presidencial, con Alberto Fernández, con cuya pareja Fabiola Yáñez el papa ya se reunió en el Vaticano: y esto podría reabrir el juego.
El pasado verano boreal, trascendidos habían dado como posible la visita del exarzobispo de Buenos Aires a la Argentina en 2020, pero más recientemente tal eventualidad, que debería incluir una escala en Uruguay, al parecer volvió a postergarse.
Por el momento, hay más dudas que certezas.
En cuanto a Europa, continente donde el papa dijo querer privilegiar los países pequeños y periféricos, encendió más de una esperanza el reciente recuerdo de parte del papa, en un Angelus, del Congreso Eucarístico Internacional que se realizará del 10 al 12 de septiembre en Hungría, adonde Francisco podría ir también para beatificar al cardenal Jozsef Mindszenty (1892-1975). Además en las últimas semanas el primer ministro de Montenegro, Dusko Markovic, premier de un país nunca visitado por un papa, tras una audiencia en el Vaticano dijo que Francisco respondió positivamente a su invitación.
Si ocurre, la visita podría tener también una escala en Chipre, tierra igualmente crucial para las relaciones con el mundo ortodoxo.
Una vez más sobre el papel, finalmente, aunque en fase de estudio, un viaje a Indonesia, Timor Oriental y Nueva Guinea en la segunda mitad del año, gira que podría ser la más larga en las más de 30 que hizo Jorge Bergoglio.
En cuanto a Italia, después de que en 2019 el papa hizo solo dos visitas, ambas en Las Marcas (el 25 de marzo a Loreto y el 16 de junio a Camerino, donde se encontró con poblaciones afectadas por el terremoto), para 2020 por ahora solo se confirmó la participación en febrero, en Bari, en la cumbre de todos los obispos del Mediterráneo promovida por la Conferencia Episcopal Italiana.
Otra incógnita por aclarar es si 2020 podrá ser finalmente el año en el que Francisco visite su país, la Argentina, una cita que hasta ahora Jorge Bergoglio fue postergando en sus siete años de pontificado.
Francisco, que el año pasado estuvo en Panamá en enero para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), ya visitó gran parte de América Latina -también Brasil, Perú, Chile, Colombia, México, Cuba, Paraguay y Bolivia- pero nunca quiso volver a su país natal.
Un poco por el deseo de no interferir en los asuntos y la política internas, y un poco por no ser "usado" indebidamente por los gobiernos locales, como el de Mauricio Macri, con quien tenía pocas visiones en común.
Ahora en la Argentina hubo un cambio presidencial, con Alberto Fernández, con cuya pareja Fabiola Yáñez el papa ya se reunió en el Vaticano: y esto podría reabrir el juego.
El pasado verano boreal, trascendidos habían dado como posible la visita del exarzobispo de Buenos Aires a la Argentina en 2020, pero más recientemente tal eventualidad, que debería incluir una escala en Uruguay, al parecer volvió a postergarse.
Por el momento, hay más dudas que certezas.
En cuanto a Europa, continente donde el papa dijo querer privilegiar los países pequeños y periféricos, encendió más de una esperanza el reciente recuerdo de parte del papa, en un Angelus, del Congreso Eucarístico Internacional que se realizará del 10 al 12 de septiembre en Hungría, adonde Francisco podría ir también para beatificar al cardenal Jozsef Mindszenty (1892-1975). Además en las últimas semanas el primer ministro de Montenegro, Dusko Markovic, premier de un país nunca visitado por un papa, tras una audiencia en el Vaticano dijo que Francisco respondió positivamente a su invitación.
Si ocurre, la visita podría tener también una escala en Chipre, tierra igualmente crucial para las relaciones con el mundo ortodoxo.
Una vez más sobre el papel, finalmente, aunque en fase de estudio, un viaje a Indonesia, Timor Oriental y Nueva Guinea en la segunda mitad del año, gira que podría ser la más larga en las más de 30 que hizo Jorge Bergoglio.
En cuanto a Italia, después de que en 2019 el papa hizo solo dos visitas, ambas en Las Marcas (el 25 de marzo a Loreto y el 16 de junio a Camerino, donde se encontró con poblaciones afectadas por el terremoto), para 2020 por ahora solo se confirmó la participación en febrero, en Bari, en la cumbre de todos los obispos del Mediterráneo promovida por la Conferencia Episcopal Italiana.