En Bruselas y Estrasburgo, las maletas están listas para los 73 eurodiputados británicos que abandonarán la Unión Europea después del Brexit a partir de la medianoche del 31 de enero. Solo falta el último paso, el voto de la Plenaria del próximo miércoles, que será seguida el día después de la adopción por el Consejo, por procedimiento escrito, de la decisión sobre la conclusión del acuerdo en nombre de la UE. "Con los británicos que se van cambiará la configuración del Parlamento europeo, que de los actuales 751 bancas descenderá a 705".
Lo explicó Jaume Duch, director general de comunicaciones y portavoz del Parlamento europeo. "Una parte de los escaños de los británico se reservará en vista de eventuales ingresos de los países miembros en la UE, mientras que otra parte, 27 bancas, tendrá que ser redistribuida entre varios países, incluida Italia -que tomará tres- para corregir la proporción entre los estados en base al número de habitantes", agregó Duch, especificando que "habrá cambios" entre los grupos políticos "pero no serán muy visibles".
Los tres italianos que entrarán en febrero al Parlamento Europeo son Vincenzo Sofo (Lega), primero de los no electos en el distrito electoral del sur, Sergio Berlato de Hermanos de Italia, en el distrito noreste, y Salvatore De Meo por Forza Italia en el distrito central. Pero también hay otro italiano que pisará el hemiciclo: el exsecretario Sandro Gozi, elegido en Francia con la lista Renaissance del presidente Emmanuel Macron (que forma parte del grupo Renew Europe, los liberales).
Según el portavoz del Parlamento de la Unión Europea, "Los dos grandes grupos, el PPE y los Socialistas y Demócratas, quedarán primeros" por número de escaños, "los Verdes perderán un parte más sustancial, como también los liberales", pero al final "la gran mayoría pro-Europea y la minoría euroescéptica serán las mismas". Muchos analistas no excluyen que en el equilibrio entre los diversos grupos puede haber un adelantamiento del grupo soberano sobre el de los Verdes, interrumpiendo el equilibrio entre países y entre familias políticas.
Las hemorragias entre los grupos podrían en tanto inaugurar un nuevo vals de los sillones con reagrupaciones y cambios inevitables, teniendo en cuenta que en la primera semana de febrero la familia más grande en Estrasburgo, el PPE, tendrá que decidir si mantener o no a parte de Fidesz, el partido del controvertido premier húngaro, Viktor Orban. Según los observadores, un alejamiento de los magiares podría fortalecer la galaxia soberana donde se encuentra la Liga, mezclando el equilibrio y los contrapesos en Estrasburgo.