El fiscal general estadounidense, William Barr, desmintió clamorosamente a Donald Trump y aseguró que tanto el Departamento de Justicia como el de Seguridad Interna no se detectaron un fraude electoral "de una magnitud que pueda llevar a un diferente resultado".
"Se examinaron las acusaciones de fraude sistemático y el uso de máquinas programadas esencialmente para alterar los resultados de las elecciones, pero hasta ahora no se ha visto algo que las corrobore y que cambie el resultado del voto", admitió el propio titular de la cartera.
Los comentarios son particularmente importantes, ya que Barr ha sido uno de los más estrechos aliados del presidente saliente. Antes de las elecciones, mencionó repetidamente la posibilidad de que los sufragios depositados por correo eran vulnerables al fraude, en momentos en que una parte de la población optó por votar de esa manera a fin de evitar la presencia física en los centros de votación durante la pandemia.
Tal vez para hacerse perdonar por el efecto devastador de sus declaraciones, nombró a John Durham fiscal especial para proseguir bajo la nueva administración de Joe Biden la contra investigación sobre los orígenes del Rusiagate, considerado por Trump un complot del gobierno de Barack Obama contra su elección.
Pero esto no lo salvó de ser convocado inmediatamente al ala oeste de la Casa Blanca con el riesgo de ser echado u obligado a renunciar.
En tanto, el presidente está planeando la última jugada antes de abandonar el cargo: no ir a la ceremonia de juramento de Joe Biden el próximo 20 de enero y tener en el mismo día un evento de estilo campaña electoral para lanzar su candidatura presidencial en 2024.
Hasta ahora solo otros tres presidentes han desairado el día de la toma de posesión de su sucesor: John Adams, John Quincy Adams y Andrew Johnson. Pero a ninguno le había emocionado la idea de boicotearla con un gesto de desafío tan abierto y desafiante.
El anuncio del retorno al terreno podría llegar antes del fin de año. Trump ya reservó 170 millones de dólares tras haber lanzado el día después del Día de la Elección su campaña contra el fraude. Y gran parte de las donaciones solicitadas por el Fondo de Defensa Electoral fueron en realidad a un comité creado a mediados de noviembre para financiar sus próximas medidas políticas. El nombre elegido por el comité es "Save America".