MONTEVIDEO (Uypress)- La campaña de Peñarol ingresa en la última semana, el 5 de diciembre los 22.923 socios decidirán el futuro del club entre 5 candidatos, votando en el Palacio Peñarol, el Estadio Campeón del Siglo y el Antel Arena.
Según informa el suplemento Referí (El Observador) la elección se dirime entre cinco candidatos, en un club sumido en una crisis deportiva, económica e institucional. El sábado 5 de diciembre será para Peñarol un día histórico, ya que 22.923 socios irán a las urnas, instaladas en el Palacio Peñarol, el Estadio Campeón del Siglo y el Antel Arena, como consecuencia del distanciamiento social que impide que todos puedan sufragar como lo hicieron, históricamente, en el Palacio.
En estas elecciones Peñarol también define entre continuidad o cambio para el período 2021-2023.
¿Quiénes son los candidatos? - Juan Pedro Damiani es la continuidad. Evaristo González -que ingresó en la última directiva- e Ignacio Ruglio -que lleva seis años en el consejo- apuestan a un cambio de rumbo. Guillermo Varela y Mario Colla son las caras nuevas.
Mientras los nuevos, Varela y Colla, o Ruglio y Evaristo viajan livianos de peso, Damiani carga con un gran contrapeso. De la misma forma que cautiva a muchos socios, por su apellido, histórico en el club y de tantos años en el fútbol, y por la modernización que generó en la institución, lleva en la mochila que en 2007 asumió el control a través de una toma de poder como Coordinador Institucional, en un cargo que creó él, porque entendió que era lo mejor para el club, entre otros aspectos.
Damiani cuenta a favor el Estadio -que el club está pagando (las tierras son del expresidente y también Peñarol las deberá pagar)- haberlo llevado a una semifinal de Libertadores en 2011 y que generó una transformación en la estructura de juveniles que modernizó el club, y la profesionalización de la gestión, luego de comprobar el éxito que alcanzaba Nacional.
Por otro lado, carga con dos mochilas pesadas. Por un lado el endeudamiento de la institución. La segunda, que es la que más le pesa al hincha, que en los últimos 20 años Peñarol ganó menos que Nacional (11 los albos, seis los aurinegros). La mitad de ese período lo tuvo como presidente y coordinador institucional. Bajo su presidencia, Nacional ganó cinco y Peñarol cuatro.
Después del Quinquenio (1993-1997), Peñarol fue atrás en todo con su tradicional rival. Ese Peñarol transcurrió en paralelo con un Nacional que tuvo una figura determinante, Eduardo Ache. Tomó la posta de los viejos dirigentes (Iocco, Magurno), la llevó durante sus mejores años, y ahora se la entregó a la nueva generación (José Decurnex, Gonzalo Lucas y Gustavo Amoza).
En esos 20 años Peñarol no solo ganó menos que Nacional en el terreno deportivo; también en lo político y en lo económico fue por detrás.
En lo político, Nacional asumió el control de la AUF. Peñarol se peleó con los presidentes, le quitó el respaldo a Valdez, se peleó con la Conmebol, intentó generar una liga de clubes sudamericana, y lejos de levantar vuelo se hundió. Hoy Nacional es Nacional en la AUF y en la Conmebol. Peñarol dejó de ser Peñarol, el histórico Peñarol. Lo empezó a reconstruir, silenciosamente, Gastón Tealdi, quien hoy va como vicepresidente de Damiani.
Peñarol sufre una crisis histórica en lo económico: ni los US$ 30 millones en tres años, ni más de US$ 50 millones en una década por transferencias de juveniles, fueron suficientes para sacar del pozo al club.
Aguirre y la "decepción" más fuerte de Damiani en 2014 - El otro contrapeso que tiene Damiani, es Aguirre. Las urnas pueden demostrar que el entrenador es un llamador, pero hay un archivo que no resisten.
La Fiera, quien con sus expresiones públicas realiza campaña política y respalda la candidatura del expresidente, se fue dos veces durante la gestión Damiani y las dos sin avisar.
En 2011, a los tres meses de haber firmado un contrato "novedoso y con amplias facultades" para Aguirre por dos años. Partió apenas iniciada la temporada, con un plantel que había armado. Dejó Peñarol por un club de Catar. Peñarol le había ofrecido un contrato con amplias facultades para resolver y le reportaba US$ 1.400.000 en dos años. Una cifra muy importante para el fútbol uruguayo.
Una historia similar ocurrió en 2014, en las elecciones en las que Damiani utilizó la imagen de Aguirre como bandera para ganar en las urnas al debutante Ruglio, como finalmente aconteció.
Una semana después, cuando Damiani ya estaba en el sillón presidencial, Aguirre levantó sus pertenencias y se fue a Inter de Porto Alegre. En aquel momento, Damiani dijo sobre Aguirre en Tirando Paredes: "Si Diego se hubiera bajado sin tener otra propuesta podía ser de orden o bien recibido". Y luego expresó: "Fue una de las decepciones y desilusiones futbolísticas más importantes de mi vida".
Sorpresivamente, Damiani vuelve a confiar en quien lo dejó dos veces sin aviso previo y por mejores contratos. El discurso actual es que viene por tres temporadas. En 2011 tenía un contrato por dos años. En 2014, Aguirre había prometido un proyecto con la continuidad de Damiani, pero se fue a Brasil.
Los otros cuatro - Varela y Colla no tienen viento de cola. Llegan sin antecedentes. Eso les permite avanzar livianos de peso, pero vuelan muy bajo.
A Colla lo blindó Bengoechea, un peso pesado, un histórico, el primer futbolista con estatua de bronce en Los Aromos. Una estatua impulsada bajo la presidencia de José Pedro Damiani.
Ruglio y Evaristo, están a mitad de camino, entre continuidad y renovación.
Ruglio siempre fue oposición, el lugar más cómodo de transitar en casi cualquier gobierno. Y cuando fue a las urnas, chocó con lo mismo: le faltaron alianzas para ser presidente. Para este 2020, se alineó con los escindidos del 2809 (la tercera fuerza política del club) y con WalterSobrero.
Cuando en octubre Tealdi intentó generar un grupo de unidad en la oposición, no lo consiguió. Tealdi no aceptó ser el dos de Evaristo y fue como dos de Damiani.
Ruglio tiene el impulso de venir de la tribuna y ser la voz del hincha, pero no tiene experiencia en la conducción.
Evaristo, la tercera fuerza en la carrera por la presidencia, tiene como respaldo su exitoso recorrido empresarial, algo que seduce, porque este fenómeno ocurrió con Mauricio Macri en Boca, con Decurnex en Nacional, por ejemplo.
Sin influencia clásica - Esta vez, las elecciones no estarán marcadas por el ánimo pos clásico (Peñarol-Nacional del Intermedio está fijado para el domingo 6), sino por el peso de un 2020 pésimo para Peñarol en el terreno deportivo y una crisis profundizada por la racha ganadora de Nacional (2019-2020), que se gestó bajo la administración de Barrera, quien se formó con Damiani y que acompañó hasta el sillón presidencial como la continuidad de su gobierno, que ahora intenta retomar.
Más dividido que nunca (un escenario que beneficia a Damiani), a pesar de todos los intentos de Jorge Barrera por zurcir, y un padrón renovado (el doble de habilitados), las urnas hablarán de cambios o de continuidad. Independientemente del resultado no cambia el concepto, los socios de Peñarol están ante una decisión histórica.