MONTEVIDEO (Uypress) - El Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos de COVID-19 (GUIAD-COVID-19) es un conjunto de investigadores/as publicó en un comunicado a la población.
Comunicado a la población: El Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos de COVID-19 (GUIAD-COVID-19) es un conjunto de investigadores/as de la virología, inmunología, bioquímica, biofísica, bioinformática, matemática, física, ecología, biología molecular, sociología, ciencias de datos, bioética, y profesionales de la medicina comunitaria, epidemiología, medicina intensiva, medicina interna, enfermedades infecciosas, ingeniería e informática. Desde el arribo de la pandemia nos hemos propuesto aportar en la mitigación del impacto del COVID-19 a partir del análisis de datos relacionados con esta enfermedad, la revisión constante de la literatura, y la difusión de conocimiento. En este momento sentimos el compromiso ético de expresar a la opinión pública de Uruguay nuestra alarma por la situación que atraviesa nuestro país en relación a la pandemia.
En estos momentos confluyen tres elementos que determinan un escenario muy preocupante. En primer lugar, la cantidad de casos reportados diariamente no permite la contención a través del rastreo y aislamiento. En segundo lugar, durante las últimas semanas se ha consolidado un aumento acelerado e incesante de internaciones en todo el sistema asistencial y en particular de pacientes críticos en cuidados intensivos. Finalmente, se suma la posibilidad de ingreso, principalmente desde Brasil, de variantes más transmisibles y eventualmente más virulentas. En conjunto, estos tres elementos generan una dinámica de avance de la enfermedad que en el corto plazo no parece reversible mediante el plan de vacunación.
Sin un cambio en la estrategia de contención de la pandemia continuaremos siendo testigos del aumento de muertes evitables y del deterioro social y económico que produce el avance de la enfermedad. De avanzar por este camino, el riesgo de saturación del sistema de salud es extremadamente alto, una situación que de consolidarse, demandará la adopción de medidas de contención aún mayores, que tendrán entonces costos socioeconómicos más elevados y menor efectividad.
Nos oponemos a la falsa dicotomía que rivaliza economía y salud. A nuestro entender las medidas que nuestro país está tomando no lograrán enlentecer el avance del virus en lo inmediato, ni paliar la penuria económica que enfrentan hogares y negocios. Podemos, sin embargo, darle tiempo al avance de los efectos del plan de vacunación mediante la adopción de algunas medidas a nivel nacional y departamental y así evitar muertes y la pérdida desordenada de la actividad económica, educativa y social.
¿A qué medidas nos referimos? El Grupo Asesor Científico Honorario hizo una serie de recomendaciones 1,2 que compartimos. Es necesaria la instrumentación urgente de medidas que contribuyan a disminuir la movilidad de la mayor parte de la población al mínimo posible durante un tiempo acotado. El estado, las empresas y las organizaciones deben habilitar los recursos necesarios para que las actividades que deben ser presenciales sean lo más seguras posible. La situación actual requiere, lamentablemente, considerar el cese de la actividad presencial en el sistema educativo y reducir al mínimo la atención a la salud por un período de al menos dos semanas. Sobre este último punto, destacamos que deben ser las últimas actividades en cerrarse y las primeras en reabrirse. El papel del Estado es insustituible en este momento para que la población no se vea obligada a elegir entre salud e ingresos.
Somos conscientes que tomar medidas que restringen la movilidad de las personas tiene altos costos en el corto plazo, en la cotidianeidad, en los ingresos de los hogares. Somos madres y padres de niñas, niños y adolescentes que sufrieron la ausencia de clases presenciales. Sentimos la sobrecarga de cuidados y tareas al trasladar el trabajo al hogar, que frecuentemente recae en las mujeres. Tenemos amigos y amigas trabajadoras de la cultura y las artes y somos sensibles a su situación agobiante y justos reclamos. Hemos visto cerrar comercios en nuestros barrios, nos hemos desvelado con familiares, amigos, amigas y pacientes que perdieron sus puestos de trabajo o su fuente de ingresos. Conocemos la angustia de las personas que dependen de un jornal y para quienes caer en cuarentena significa quedar sin ingresos. Por eso, sabemos que ninguna de las medidas con la capacidad de frenar el avance del COVID-19 pueden ser instrumentadas sin un apoyo logístico y financiero del Estado. Somos también conscientes de que hacerlo tiene costos económicos, pero estamos convencidas y convencidos de que nuestro país debe considerar seriamente el aumento de la inversión social como estrategia de contención de la pandemia, incluso para evitar que su costo sea aún mayor.
Nuestro grupo interdisciplinario invita a colegas de otras ramas del saber y a la sociedad toda a continuar reflexionando sobre mecanismos que colectivamente nos permitan frenar el avance de la pandemia y mitigar las consecuencias sociales y económicas en el corto y largo plazo. Confiamos en que la vacunación y las medidas de protección no farmacológicas nos permitirán retomar una dinámica de vida en la que las medidas de distanciamiento social y restricción de movilidad ya no serán necesarias, pero para eso aún falta tiempo. Debemos actuar ahora.