LA HABANA (Uypress) - La revista digital "El Estornudo", "independiente de periodismo narrativo, hecha desde dentro de Cuba, desde fuera de Cuba y, de paso, sobre Cuba", publicó, este lunes, una detallada crónica sobre las protestas sucedidas en distintos puntos de la isla, que congregaron a miles de personas, exigiendo una salida a la crisis económica y sanitaria, libertades cívicas y la renuncia del presidente, Díaz-Canel.
El 11 de julio de 2021, Cuba amaneció con seis mil 923 nuevos casos de COVID-19 y 47 fallecidos por el virus. Las cifras indicaban un récord que vaticina el colapso de su sistema sanitario. En un contexto de tremenda escasez de alimentos, medicinas y otros productos de primera necesidad, medios estatales y otras voces el oficialismo se han empeñado en desacreditar iniciativas de cubanos residentes en el exterior para enviar insumos médicos a la isla. Hasta este domingo, la campaña #SOSCuba había sumado adeptos en todo el mundo. Incluso, una exreina de la industria pornográfica como la libanesa Mia Khalifa se animó a decir públicamente, y en perfecto castellano, «Díaz-Canel, singao».
Aun así, nadie previó que este 11 de julio miles de cubanos saldrían espontáneamente a las calles para exigir una salida a la crisis económica y sanitaria, libertades cívicas y la renuncia del presidente del país.
Los primeros reportes de manifestación popular llegaron desde el municipio artemiseño de San Antonio de los Baños. Cientos de personas salieron a las calles, algunos en autos, bicicletas y motos, gritando a coro «Patria y Vida», «Díaz-Canel, singao», «Libertad» y «No tenemos miedo». La caravana popular se paseó entonces por las calles ante la sorpresa de policías y funcionarios locales.
Los videos de la marcha no tardaron en volverse virales en redes sociales, principalmente en Facebook. Esto propició que se diera una suerte de efecto de contagio que terminaría por inspirar protestas en más de 40 municipios cubanos, incluyendo Isla de la Juventud.
Los primeros actos represivos contra manifestantes, por parte de policías uniformados, se registraron en Santiago de Cuba; luego, se reportaron en zonas del centro del país donde se realizaban protestas. Sin embargo, sobre todo en los primeros momentos, los manifestantes superaban con creces a las fuerzas represivas.
A medida que avanzaba la jornada de este domingo, se extendían las protestas por el país. Personas de todas las edades tomaron parques y avenidas de forma mayormente pacífica. Junto a los pedidos de libertad, y las ofensas contra el presidente Miguel Díaz-Canel, otras dos frases marcaron el ritmo de las manifestaciones: «Abajo el comunismo» y «Abajo la dictadura».
Aparentemente, la cuenta en Facebook del gobierno provincial del Poder Popular de Matanzas fue hackeada cerca del mediodía: aparecieron varios posts incitando al pueblo a tomar las calles. «Ahora es el momento, hermanos. El descontento es general. Estamos con ustedes!...», decía una de las publicaciones. Según trascendió en redes sociales, grupos de ciudadanos salieron a marchar en la cabecera provincial, al igual que hizo una multitud en Cárdenas, una de las zonas con mayor incidencia de casos de COVID-19 en la isla.
En la ciudad de Pinar del Río, sin embargo, la policía logró reducir rápidamente el primer intento de protesta (unas pocas personas arrestadas) en el Parque de la Independencia. Algo más tarde, imágenes en redes sociales mostrarían otra cosa.
El recuerdo del «Maleconazo», en 1994, palidecía frente a las unísonas protestas que en unas pocas horas sacudieron Santa Clara, Alquízar, Holguín, Cienfuegos, Palma Soriano, Santiago de Cuba, Camagüey, Güira de Melena y otras zonas del país. A inicios de la tarde dominical, La Habana enviaba las primeras señales de fuerte agitación desde los municipios Regla y Centro Habana.
Los medios oficiales reportaron al mediodía la llegada de Miguel Díaz-Canel a San Antonio de los Baños. Para la ocasión, el presidente se hizo acompañar de fuerzas represoras y de autoridades locales. De la visita solo se divulgó una declaración suya en que culpaba de la crisis del país al embargo estadounidense y catalogaba a la mayoría de los manifestantes -cuando no se trataba de «revolucionarios confundidos»- como «mercenarios» y «bien pagados por la mafia cubanoamericana». Como cierre, Díaz-Canel echó mano a una de las máximas más socorridas del castrismo: «Las calles son de los revolucionarios».
El gobernante regresaba a La Habana, mientras se denunciaba que tropas especiales -conocidas como «boinas negras»- reprimieron violentamente a los manifestantes de San Antonio de los Baños, a quienes además se privó de Internet y de servicio eléctrico, según reportes. Era la primera respuesta del gobierno. A partir de ese instante, la violencia policial y militar no hizo más que aumentar.
Camiones cargados con efectivos boinas negras fueron desplegados en diversos puntos del país. Desde La Habana, donde miles de ciudadanos protestaron en distintos municipios, incluido un grupo que se concentró en el Malecón, fue reportada la presencia de numerosos militares armados. En otras provincias, algunos hechos represivos trascendieron a las redes, como las amenazas con pistolas a manifestantes por parte de agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civiles.
Ante los acontecimientos, varios reconocidos artistas cubanos mostraron en redes sociales su apoyo a las protestas. Entre ellos estuvieron el actor Alberto Pujol y los músicos Chucho Valdés, Dayme Arocena, Cimafunk y Leoni Torres. Este último, en un post que provocó más de 12 mil reacciones en Facebook, expresó: «Lo siento señores dirigentes de este país! Si no saben reconocer sus errores y tratar de arreglar todo lo mal que han hecho por años van a tener que matarnos!!! Pero defenderé a mi pueblo. A ese que ustedes le han robado todo! Los sueños, las vidas, la alegría, el derecho a reclamar lo que nos toca. Esta es la única vida que nos tocó vivir y no es como ustedes quieran que vivamos! Ya me canse!!!»
Cerca de las 4:00 p.m., medios de prensa oficiales anunciaron que el presidente cubano intervendría en televisión nacional. El gobierno ya había decidido qué estrategia seguir para enfrentar las protestas, y poco antes de revelarla fue cortado el servicio de Internet en casi todo el país. Las estadísticas compartidas por la compañía Kentik, la cual examina el tráfico en la web a nivel global, así lo demuestran.
La alocución del mandatario, en resumen, fue un llamado al enfrentamiento civil entre quienes lo apoyan y los manifestantes. «La orden de combate está dada ¡A la calle los revolucionarios!», dijo, y luego exhortó a que estos enfrentamientos se mantuvieran durante los siguientes días. Poco después, la televisión nacional transmitió un programa en el que el vocero Humberto López apoyó la incitación a «los revolucionarios» a detener las protestas en una «jornada de combate».
La orden del presidente no tardó en ser cumplida. Según denuncias y videos subidos a redes sociales, la policía reprimió las manifestaciones, en diferentes momentos y lugares, con golpes, piedras, gas pimienta e incluso disparos (presumiblemente con balas de goma). Estas acciones provocaron varios heridos y recibieron como respuesta pedradas, patrullas volcadas. Por otra parte, un video muestra el saqueo de al menos una tienda en Güines, provincia de Mayabeque; de acuerdo con la publicación, se trata de un establecimiento que opera en moneda «libremente convertible», MLC, una de las medidas más impopulares en medio de una crisis económica que comenzó mucho antes de la pandemia.
Las fuerzas represivas a menudo no tuvieron contemplaciones con la ciudadanía que ejerció su derecho a la protesta, aun cuando en la mayoría de casos la actitud de los manifestantes fue pacífica, según muestran decenas de testimonios gráficos en redes sociales. Quienes se sentaron en señal de protesta ante la sede del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y quienes marcharon frente al Capitolio habanero -sin responder a la violencia que a esas horas ya había sido desatada- no pudieron librarse de golpizas y detenciones. En medio de estos enfrentamientos fue golpeado en el rostro por agentes gubernamentales Ramón Espinosa, fotorreportero de Associated Press en Cuba.
Durante las protestas les fue impuesto un sistema de detención domiciliaria a varios periodistas independientes y activistas, como Luz Escobar, Julio Llópiz-Casal, Manuel De la Cruz y Tania Bruguera. Varias decenas fueron detenidos y trasladados a unidades; de algunos no se conoce el paradero. En ese grupo se encuentran varios artistas -Gretel Medina (cineasta), Yunior García (dramaturgo) Raúl Prado (director de fotografía) y Renier Díaz (actor), entre otros- que fueron violentados a las puertas del ICRT, en La Rampa habanera.
El régimen movilizó a sus seguidores, y para ello dispuso de los medios de transporte público. A los «revolucionarios», armados con palos, tubos metálicos y bates de béisbol, se sumaban cada vez más policías y militares uniformados.
Para legitimar sus acciones violentas y su llamado a la confrontación civil, el gobierno echó mano a un grupo de artistas oficialistas; entre ellos, los músicos Ray Fernández e Israel Rojas, así como el artista plástico Alexis Leiva Machado (Kcho). Por supuesto, funcionarios y exfuncionarios de alto nivel, y otros actores oficiosos como la dirección de la Unión de Periodistas de Cuba, también se pronunciaron en apoyo a las decisiones de Miguel Díaz-Canel y la actuación de los agentes gubernamentales en el terreno, como fue el caso del Ramiro Valdés Menéndez, «Comandante de la Revolución». Por su parte, Abel Prieto, actual presidente de Casa de las Américas, declaró en su perfil de Twitter, con muchas horas de retraso, que la protesta en San Antonio de los Baños era «una obvia manipulación». "#Cubaderrotará esta perversa maniobra y hará retroceder a la pandemia. Ni el bloqueo ni la Covid-19 ni los más siniestros planes subversivos podrán vencer a la Revolución cubana", proclamó el exministro de Cultura.
Durante la noche del 11 de julio y la siguiente madrugada, efectivos militares y policiales ocuparon muchas de las zonas donde se produjeron estas inéditas protestas populares. Durante las últimas horas han continuado reportándose detenciones e informadores independientes dan cuenta de que las calles de la isla permanecen tomadas por las fuerzas gubernamentales. No son pocos quienes temen que durante los próximos días y semanas se desate una exhaustiva cacería para hacer pagar a muchos de los participantes en la jornada de este 11J.