Una mujer de 62 años residente en Treinta y Tres recibió una llamada telefónica que la atemorizó: un desconocido le aseguró de forma convincente que los billetes de $2.000 perderían valor en poco tiempo, y al mismo tiempo le indicaba que una persona pasaría por su casa para cambiárselos inmediatamente.
La mujer desconfió y llamó a la Policía, de tal manera que cuando G.A.A., de 29 años, llegó a su casa con el ánimo de llevar a cabo la estafa, la Policía lo estaba esperando para detenerlo y llevarlo ante el fiscal de turno.
Finalmente fue condenado a dos meses de prisión en régimen de cumplimiento efectivo.
Se tiene constancia de que el estafador habría logrado completar el engaño en varias ocasiones.