La cifra de niños, niñas y adolescentes migrantes y refugiados en América Latina y el Caribe en 2022 podría llegar a los 3,5 millones, estimó UNICEF, al hacer un llamado de alerta regional frente a la crisis humanitaria actual y la que se avecina.
"Nunca antes se había visto en América Latina y el Caribe un número tan elevado de niños, niñas y adolescentes, a menudo muy jóvenes, que emigran con sus padres", admitió Jean Gough, directora de UNICEF para América Latina y el Caribe.
La cifra estimada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) significará un aumento del 47% en comparación con lo ocurrido en 2021.
"Un flujo tan grande de niños, niñas y adolescentes migrantes no es una cuestión transfronteriza entre dos países; es un problema continental que requiere una solución continental", reclamó Gough, citada por UNICEF.
La representante del organismo reconoció que son varios los gobiernos de la región desprovistos de la "capacidad" o que poseen "conocimiento limitados" para atender las "necesidades específicas" de los niños migrantes, incluidos recién nacidos.
"Por primera vez, todos los países de América Latina y el Caribe se ven afectados por esta nueva ola de migración infantil, ya sea como un país de origen, de tránsito o de destino", apuntó Gough.
Las razones de la migración están en una combinación inaudita que incluye las consecuencias del cambio climático, la violencia y el desastre socioeconómico causado por el Covid-19, argumentó UNICEF.
Lo que se ha visto este año y en los anteriores y que se prevé para el próximo es una diáspora de niños migrantes y sus familias camino a Estados Unidos y Canadá.
UNICEF estimó que en 2022 al menos 1,2 millones de "niños, niñas y adolescentes de familias migrantes y comunidades de acogida necesiten asistencia humanitaria el próximo año".
Se trata de personas que intentarán llegar a la frontera norteamericana en una ruta que incluye el recorrido por Centroamérica y México.
Este año, el mundo ha sido testigo del paso de miles migrantes, entre ellos cientos de niños, provenientes en su mayoría de Haití, Cuba, Venezuela y naciones africanas que se han atrevido a cruzar el Tapón del Darién, una espesa y peligrosa zona selvática que separa a Colombia de Panamá.
Desde ambos lados de esa inhóspita frontera equipos de UNICEF y otras organizaciones se han encargado de atender a la diáspora, incluidos los cerca de 30 mil menores de edad que se atrevieron a recorrer esa zona.
Además del drama de los niños que se avecina, UNICEF alertó sobre la necesidad de recolectar 750 millones de dólares para atender el próximo año a 57 millones de personas que van a necesitar "asistencia humanitaria" en América Latina y el Caribe.
Solo para socorrer las necesidades humanitarias en Haití, país agobiado por la miseria y la violencia, el organismo estimó que necesitará al menos 97 millones de dólares.
"Nunca antes se había visto en América Latina y el Caribe un número tan elevado de niños, niñas y adolescentes, a menudo muy jóvenes, que emigran con sus padres", admitió Jean Gough, directora de UNICEF para América Latina y el Caribe.
La cifra estimada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) significará un aumento del 47% en comparación con lo ocurrido en 2021.
"Un flujo tan grande de niños, niñas y adolescentes migrantes no es una cuestión transfronteriza entre dos países; es un problema continental que requiere una solución continental", reclamó Gough, citada por UNICEF.
La representante del organismo reconoció que son varios los gobiernos de la región desprovistos de la "capacidad" o que poseen "conocimiento limitados" para atender las "necesidades específicas" de los niños migrantes, incluidos recién nacidos.
"Por primera vez, todos los países de América Latina y el Caribe se ven afectados por esta nueva ola de migración infantil, ya sea como un país de origen, de tránsito o de destino", apuntó Gough.
Las razones de la migración están en una combinación inaudita que incluye las consecuencias del cambio climático, la violencia y el desastre socioeconómico causado por el Covid-19, argumentó UNICEF.
Lo que se ha visto este año y en los anteriores y que se prevé para el próximo es una diáspora de niños migrantes y sus familias camino a Estados Unidos y Canadá.
UNICEF estimó que en 2022 al menos 1,2 millones de "niños, niñas y adolescentes de familias migrantes y comunidades de acogida necesiten asistencia humanitaria el próximo año".
Se trata de personas que intentarán llegar a la frontera norteamericana en una ruta que incluye el recorrido por Centroamérica y México.
Este año, el mundo ha sido testigo del paso de miles migrantes, entre ellos cientos de niños, provenientes en su mayoría de Haití, Cuba, Venezuela y naciones africanas que se han atrevido a cruzar el Tapón del Darién, una espesa y peligrosa zona selvática que separa a Colombia de Panamá.
Desde ambos lados de esa inhóspita frontera equipos de UNICEF y otras organizaciones se han encargado de atender a la diáspora, incluidos los cerca de 30 mil menores de edad que se atrevieron a recorrer esa zona.
Además del drama de los niños que se avecina, UNICEF alertó sobre la necesidad de recolectar 750 millones de dólares para atender el próximo año a 57 millones de personas que van a necesitar "asistencia humanitaria" en América Latina y el Caribe.
Solo para socorrer las necesidades humanitarias en Haití, país agobiado por la miseria y la violencia, el organismo estimó que necesitará al menos 97 millones de dólares.