Fasanelli Joyeros es una empresa familiar argentina con sangre italiana que se remonta al año 1942 y que fue atravesando diferentes etapas. Tiene a sus espaldas una larga historia que pasa por Nueva York, Buenos Aires, Entre Rios, sin nunca olvidar a Italia. Nos la cuenta Silvia Fasinelli con una mirada puesta en las nuevas generaciones y los proyectos para el futuro.
--Silvia, como empieza esta historia empresarial?
En los años '40 mi padre, Osvaldo, comienza el aprendisaje del oficio engazador en el taller del prestigioso Jaime Berestain, una suerte de decano del sector. En ese momento tenía 15 años. Luego, en 1952, convertido ya a su vez en un prestigioso engarzador y con su propio taller, tiene el orgullo de contar como cliente al que había sido su maestro y mentor. Un pulso ideal para este oficio y el correcto manejo de los buriles le permitieron concretar trabajos para importantes joyerías.
--Como es el oficio de engazador?
Cuando la pieza está finalizada, se le colocan las piedras preciosas sobre la superficie y se acomodan, se le realizan los granizos y a partir de ahi la joya comienza a tomar forma en la parte final. Un proceso difícil de explicar verbalmente, lo ideal es verlo. En otras palabras, es un trabajo manual y hay muchas maneras de realizarlo. La de engazador fue precisamente la primera especialidad de mi padre. Luego, a los 32-33 años tiene la oportunidad de viajar a los Estados Unidos. Se radica en Nueva York, donde se va afianzando y trabaja para marcas de primera línea, por ejemplo David Webb y Tiffany. En sus ratos de ocio se dedicó por otra parte a aprender las técnicas de fundición para lograr una producción en serie de piezas en platino, actividad que al regresar a la Argentina lo convirtió en el primer y único fabricante de joyería en platino y brillantes del país. Esto significó crear numerosas producciones para las mejores joyerías. Trabajó por ejemplo para el Trust Joyero Relojero y otras importantes casas del sector. Dicha demanda también llevó a su vez a la incorporación de piezas en oro 18 kts, para satisfacer en ese rubro los pedidos de los clientes. Su especialidad eran las rosetas, cintillos y solitarios.
--Olvidaba una pregunta importante, de donde era su padre?
Argentino, su familia de Potenza. Y por parte materna somos en cambio de Salerno.
--Sigamos, como avanza entonces la historia?
Retomando el tema de la carrera de mi padre, el siguiente paso fue montar un taller donde trabajaban unas veinte personas, entre engazadores, dibujantes, joyeros. Fundió platino y luego pasó al oro blanco. De hecho, mi padre fue precursor en todo lo que hizo y llegó a engarzar la corona de Evita. Pasamos entonces a la etapa del negocio a la calle que teníamos en un primer piso en Bartolomé Mitre. Luego, pensando en nosotros (en mi hermano y en mi), compra entonces un local muy grande en la calle Libertad. Papá en realidad era fabricante, la parte comercial arranca más conmigo y por otro lado en ese período de hecho mi hermano estaba en el taller y yo en el mostrador.
--Cuando abrieron el negocio en el barrio de Belgrano?
La historia fue así. Mi hermano se fue a Concordia donde se montó un taller para la fabricación. En ese momento sale por otra parte la oportunidad del local comercial en Belgrano, hecho que finalmente concretamos. En otras palabras nosotros vendemos lo que mi hermano fabrica. Por otra parte, uno de mis sobrinos, Nicolás, es joyero especialista en fundición, él heredó el oficio de mi papá. Sebastián es diseñador y joyero especialista, y le ha hecho piezas, por ejemplo, a Cristina Kirchner. Cada uno de sus nietos heredó en otras palabras una parte de lo que fue mi papá. Y mi hermano de hecho hace todo: sabe fundir, sabe engarzar... Digamos que ahora somos nosotros dos, siguen mis sobrinos y mi hijo: en otras palabras, acá seguimos estando.
--Como es el tema de Italia y de las marcas del país?
Por intermedio de la embajada en la Argentina hemos tenido la oportunidad de viajar a Italia y a sus ferias, y de 'traer' de allí marcas italianas y tenerlas en el local. Lo que estamos haciendo ahora es apuntar al proceso de ver como importar y poder trabajar en todo el país. Estamos importando para nosotros, la cuestión es como posicionar las marcas a nivel nacional.
--Hablamos por otra parte de un rubro en el que la confianza es un dato clave.
Sí, absolutamente. Yo crecí en Libertad, la calle de Buenos Aires donde hay numerosas joyerías. En un sector como el nuestro hay que brindar confianza a la gente que entra al negocio y la trayectoria de la empresa es muy importante, diría que es un dato fundamental. Hoy día somos una empresa familiar que llegó a la tercera generación especializada en la comercialización y fabricación de joyería en oro 18 kt (750/1000) y plata 925 (925/1000), con un respaldo de más de 40 años en el rubro. Como recordaba antes, nuestro padre nos dio un legado y nosotros hacemos lo mismo con nuestros hijos. –