En Odesa, los campos de entrenamiento militar, donde hay un plazo de dos semanas para convertir a voluntarios en soldados, son blanco de misiles rusos. Aunque la ubicación de los centros de entrenamiento es secreta, el comandante Vagapov, ya famoso por su carta a Europa escrita con la sangre de sus soldados, aceptó llevar a ANSA a un campo de tiro secreto ubicado en una antigua fábrica a las afueras de la ciudad. Las infraestructuras de entrenamiento de reclutas son los objetivos predilectos de los misiles guiados rusos que llevan días silbando sobre los cielos de Odesa.
Esta semana dos misiles tipo "Bastion" destrozaron uno en el norte, provocando varios muertos y heridos. Entre las milicias de voluntarios que entrenan en Odesa también hay extranjeros, sobre todo georgianos, moldavos, chechenos y turcos, explicò uno de los comandantes. "También hay algunos europeos, pero sobre esos tenemos órdenes de ser muy reservados", añadió.
Los cursos se centran principalmente en el uso de armas y sobre procedimientos en caso de ataque a la ciudad, a los reclutas les hacen simular incursiones en edificios utilizando el esqueleto de la fábrica abandonada como si fuera el escenario de una batalla urbana. Dos contenedores marcan la posición de un falso puesto de control donde, los reclutas se turnan para hacer el papel de milicianos o civiles, y un instructor de artes marciales enseña a desarmar a un enemigo utilizando como sujeto de prueba a recluta armado con un tenedor.
En el patio de la fábrica, varios cilindros de gas alimentan una fragua improvisada donde se empaqueta el material de equipamiento, un herrero obtiene placas protectoras para insertar en los chalecos antibalas de viejos radiadores mientras con las vías del tranvía suelda caballos de Frisia para puestos de bloqueo. "Si tienes una mujer en tu equipo, que haga de francotirador, son más precisas", explicó Bols, el nombre del código de otro entrenador que luego se dirige a uno de los reclutas mayores indicando las diversas manchas causadas por las balas de pintura en su ropa.
"Bravo, hoy moriste seis veces, a este ritmo en el frente es un milagro si llegas allí", le dijo. Después del entrenamiento, de hecho, los voluntarios convergen en las guardias territoriales para defender la ciudad, pero si alguien muestra la tela del soldado. puede ser enviado directamente al frente con el ejército. "Algunos cadetes del grupo que empezamos a entrenar el día después del comienzo de la guerra ya están en el frente de Kherson", añadió el instructor, y "algunos ya están bajo tierra".