por Esteban Valenti
Además de su intensa actividad, sus conflictos, sus definiciones sobre variados temas nacionales, el último ejemplo fueron los 135 artículos de la LUC y el referéndum para su anulación. Hay una razón más de fondo para tanta atención de parte de los gobiernos, de los partidos políticos, últimamente de la prensa (que se democratizó un poco...) de la academia y de otros actores sociales, los trabajadores organizados en sindicatos únicos y en una central única el PIT CNT han tenido un papel fundamental en la historia de varias décadas en el país, y su relevancia crece.
A ello hay que agregar que por esa razón, por el proceso del debate ideológico histórico desde principios del siglo XX hasta nuestros días, los sindicatos son sido un tema central de ese debate.
Los trabajadores, los obreros, los asalariados no son motivo de gran debate, existen, deben existir, juegan su papel, a lo suma se discute que porción de la torta del PBI les debería tocar y también su relacionan con las nuevas tecnologías, la productividad, la competitividad de nuestra producción y el impacto en la ocupación y por lo tanto en la desocupación.
No se puede definir un modelo, un proyecto de desarrollo, o incluso las consecuencias de la decadencia sufrida por el país durante décadas, sin considerar el papel de los trabajadores, pero en el Uruguay no son analizados principalmente sociológicamente, sino que se agrega obligatoriamente su papel político, social y cultural. Es decir con un profundo sentido ideológico derivado del papel de los sindicatos.
El Uruguay es uno de los pocos países democráticos, con sindicatos verdaderos y no adornos del poder, que incluso durante los 15 años de gobiernos del Frente Amplio, defendió y actuó un papel de "independencia de clase", con sus aciertos, sus excesos, sus ensayos y su elaboración conceptual. Un país con sindicatos unificados por sector de actividades (excepto en la policía) y con una central única.
Y ese es un privilegio que no siempre sabemos apreciar, los gobiernos (de todo tipo), los empresarios, los partidos y las diversas organizaciones sociales.
Los sindicatos desde su unificación de manera más evidente han sido las organizaciones que han defendido, promovido y elaborado sus posiciones mucho más allá que sus intereses sectoriales. Son sin lugar a dudas el conjunto de organizaciones más nacionales y con una visión más democrática que ninguna otra en el Uruguay.
No hay ninguna organización social, que se haya batido por la democracia durante la dictadura y haya pagado un precio tan alto en presos políticos, en torturados, despedidos, desaparecidos, exiliados que el movimiento sindical. Las cifras y las comparaciones son abrumadoras. Comparen con cualquier otra organización social, de la ciudad, del campo, de donde sea.
Solo la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) puede compararse y siempre actuó en conjunto con el movimiento sindical, pero tiene su propia historia, que fue de una organización única hasta las elecciones universitarias con voto obligatorio, que por primera vez se realizaron el 11 de setiembre de 1973 y donde la FEUU obtuvo un triunfo aplastante y en todas las facultades y escuelas.
El movimiento sindical unificado es un privilegio para el conjunto de los intereses nacionales, incluso los empresariales. ¿Comparen la situación de competencia y de choque de sindicatos divididos y varias centrales en los diversos países del mundo? Incluso y en particular en países desarrollados y con gran potencia de los sindicatos. A los choques de intereses entre trabajadores y empleadores, hay que agregarle las tensiones entre los propios sindicatos, disputando sus espacios de poder y de representación. Y las cuotas de sus afiliados...
¿Es lo mismo negociar con un solo sindicato, una sola central, que hacerlo con diversos sindicatos y centrales? Cualquiera puede comprenderlo, pero no todos lo valoran, miran con las luces más cortas.
Naturalmente que el enfoque no puede ser solo desde ese ángulo, pero sería bueno que los empresarios uruguayos inteligentes, valoraran este aspecto diferencial, que en varias oportunidades me mencionaron empresarios de otros países que han invertido en el Uruguay, como un rasgo positivo.
Para el conjunto de la sociedad uruguaya que los sindicatos hayan asumido en muchas oportunidades la defensa de intereses democráticos, culturales, ideales muy amplios que tienen directa relación con el conjunto de los uruguayos, es un factor muy importante de nuestro entramado institucional y cultural.
La evidente mayoría de parte de partidos de izquierda en la dirección de los sindicatos se ha dado a través de elecciones democráticas y solo la dictadura y sus acólitos se atrevieron a negarlo. Y también es cierto que la representación de los partidos de izquierda en las direcciones sindicales muchas veces es muy superior al peso que esos partidos tienen a nivel electoral nacional, y eso sucede desde antes de la dictadura y posteriormente. No pretendemos en esta nota profundizar en las razones de esa confianza sindical, pero sin duda representa un reconocimiento a la capacidad y firmeza en la defensa de sus intereses concretos y tangibles.
También es cierto que han cambiado muchas cosas y que hoy los sindicatos, con decenas de miles de cotizantes más, que aportan su cuota a través del descuento de sus sueldos, en todo el Estado y en la inmensa mayoría de las empresas, ha generado procesos no solo de fortalecimiento orgánico e incluso material, sino la labor de los sindicatos en actividades sociales más amplias y complejas, dentro de la masa laboral y también fuera de ella, pero ha generado nuevos problemas de representación y de imagen en la sociedad. Muchas veces contradictorios. No hay dudas que el SUNCA se ha ganado su lugar en la solidaridad ante catástrofes naturales y diferentes eventos, aportando su solidaridad.
Ese fortalecimiento orgánico, social y económico no ha sido proporcional con la capacidad de comunicación y con la intensidad y calidad de la batalla cultural e ideológica. No en todos los casos, pero en general.
No se trata de contar con canales de televisión propios que cuestan mucho y nadie ve, ni enormes estructuras, sino, de lo fundamental, de incluir el tema de la comunicación para los sindicatos como un frente fundamental de batalla en esta sociedad de la información.
Hoy las razones, los argumentos no se imponen solos por su justeza, porque expresan causas sociales, educativas, que expresan los intereses de las mayorías, vaya si lo sabrán los poderosos de siempre o los nuevos poderosos, tanto en los medios de prensa como a nivel político e ideológico.
Los sindicatos han enfrentado una constante labor de desprestigio, intentando por diversos medios disminuir su papel en la sociedad, no solo ni principalmente como organizaciones, sino en sus valores, de solidaridad, de fraternidad, de visión amplia y democrática de los intereses de las mayorías incluso de nuevos temas que se han ido incorporando como los derechos de las mujeres, la lucha contra la violencia y la delincuencia (que los debería tener como actores muy importantes) y su batalla por la educación pública y formal, pero también de la cultura en su sentido más amplio.
También han cometido sus errores. La debilidad en la comunicación y la actuación casi siempre de repique, de respuesta en momentos de crisis (conflictos, huelgas etc), y la debilidad en la lucha ideológica sobre los valores en que se apoya el sindicalismo democrático, clasista, decente y honesto es el principal.
Pero no es el único, la construcción de una imagen más adecuada a la realidad, con toda su complejidad del trabajo y los trabajadores a todos los niveles, considerando que en el Uruguay la central sindical abarca prácticamente todas las actividades en las ciudades, el campo, la industria, los servicios, la construcción, el transporte, la logística, la policía, la educación, la ciencia, la pesca y otras.
No es una casualidad que el centro del fuego artillero actual del gobierno y en particular del Lacallismo se dirija contra los sindicatos, golpeando a través de ellos al Frente Amplio. "Una declaración sindical del Frente Amplio", definieron la resolución del Plenario Nacional del FA sobre la actual situación del país y buscan más que nunca identificar ambos frentes, el sindical y el partidario de la oposición. Sería un grave error creer que esa ofensiva se derrota solo desde el frente partidario, es una avalancha permanente de declaraciones con claro contenido ideológico, de los que ahora la derecha llama "la batalla cultural".
Muy diferente es el panorama a nivel empresarial, donde existen organizaciones muy diversas y por actividad, que ni siquiera pudieron ganar las elecciones al BPS. Ganó Un Solo Uruguay (Lista 26) contra todas las asociaciones empresariales (Lista 22).
La comunicación no es solo trasladar a la sociedad y a los propios trabajadores ideas, imágenes, sino de construir obligatoriamente discursos, elaborar mucho mejor las posiciones y tener un sistema sistemático de análisis crítico de toda la labor que se despliega. La comunicación, con los cambios que se han producido a nivel tecnológico, pero también conceptual, forma parte del núcleo central de la labor de cualquier organización.
La izquierda no puede resignarse, aunque no todos somos sindicalistas, que los sindicatos ocupen las últimas posiciones en la opinión pública, esa es una debilidad que se paga cara a la hora de los cambios y es parte fundamental de la batalla cultural, que ahora parece que la derecha descubrió en todo su esplendor.
La unidad sindical y de la izquierda en el Uruguay no son lo mismo, pero son parientas cercanas, la compleja experiencia de convivir con profundas diferencias políticas e ideológicas (socialistas, comunistas, anarquistas, sin partido, batllistas, blancos) que integraban los sindicatos durante varias décadas fue fundamental para su posterior proceso en la construcción del Frente Amplio.
La unidad es una concepción estratégica y es una práctica y organización que llevó varios años y complicadas experiencias, avances y también estancamientos y hasta retrocesos, pero fue madurando en momentos muy difíciles para el país, los años 60 y 70 y pasando por todo el proceso de la dictadura 73 al 1985. La tremenda experiencia de la represión solidificó el sentido de la unidad, tanto en el aspecto emocional como político y cultural.
El gobierno de la izquierda durante 15 años y la relación de los sindicatos con esos gobiernos, donde muchos de los cuadros principales provenían desde el mismo movimiento sindical, son otro momento muy importante de experiencia, de aciertos, contradicciones y errores. Y habría que sintetizarlo.
Este es un primer abordaje de este tema.