por Stefano Casini
Muchos sostienen, hasta con euforia que, argentinos y uruguayos son hermanos del Rio de la Plata. Nunca lo vi de esta forma pero respeto a cada persona sobre la Tierra.
De cualquier forma, ver como se cae a pedazos un país tan cercano y en la vereda del frente, no tendría que causarle más que lástima a todos.
Recuerdo a muchos colegas, amigos, empresarios o artistas que consideran que, desde que existe el Peronismo o Justicialismo (como quieran), Argentina tiene una profunda crisis, más o menos, cada 10 años. Lamentablemente, desde los puntos de vista social, político y económico, el siglo XXI ha sido un verdadero desastre para este país.
Ya, en 1983, cuando un Presidente de la Unión Cívica Radical como Raúl Alfonsín tomaba las riendas de Argentina, la cosa pintaba muy mal. Plenas crisis mundiales, inflaciones extraordinarias, sobre todo en nuestro continente, déficit insostenibles, bonos del tesoro reducidos a papel higiénico etc. Fue así que Raúl Alfonsín, duró 5 años, 6 meses y 29 días y se fue antes de terminar su mandato luego de haber logrado politicamente y con cierto tino, una salida semi-pacífica de una sangrienta dictadura y una guerra contra los ingleses!
Nadie podía creer que, luego de un período sin instituciones, Argentina pudiera ser gobernada por un radical, sin embargo, en ese momento, el pueblo prefirió una caída suave que un enfrentamiento de “descamisados”.
Explicarle a un “Outsider” que es el Peronismo, con dos presidentes del mismo partido pero, uno, como Menem, casado con la Casa Blanca y otro como Kirchner, casado con Fidel Castro, no debe ser cosa fácil, sin embargo así fue.
Cuando Alfonsín decidió adelantar elecciones llegó el clásico caudillo argentino-justicialista: Carlos Saúl Menem, un hombre que corría autos, un play boy, un exitoso y un político desde chico. Una especie de sex-symbol de un país que quería salir de la pobreza y la incertidumbre. También este mandatario, luego, (como todos) rodeado de corrupción y políticas económicas con grandes fallas, a pesar de haber durado 10 años, 5 meses y 2 días, con 2 presidencias seguidas, logró fundir de nuevo a su país. Fue a través de un plan cambiario pensado por su Richelieu, Domingo Cavallo, con una moneda, aparentemente, super fuerte, ligada a un decreto de 1-1 con el dólar. En su primera presidencia, plagada de privatizaciones, ventas ilegales de armas, nartotráfico etc. a pesar de todo, el pueblo argentino vivió, quizás, el mejor momento de su historia. Pero era un cuento de hadas que chocó violentamente contra una realidad que hundió a la gente, provocó el cierre de bancos y el desplome total del tesoro nacional y sus bonos.
Cuando acababa el siglo XIX, en 1999, elecciones y llega otro Radical, como Fernando De La Rua, que, en 2 años y 11 días, logró fundir aún más a su país y escaparse con un helicóptero. Lo sucedió Adolfo Rodriguez Zá, otro caudillito del interior argentino, que alcanzó una semana de Presidencia, para luego dejar las riendas a uno de los que más sabía de política justicialista como Eduardo Duhalde, otro que llegó sin pasar por las urnas, que duró 1 año, 4 meses y 23 días!
En el medio de una de las peores crísis argentinas y mundiales, con los efectos Samba, Tequila y Tango (hasta la aftosa le tocó acá en Uruguay a Jorge Batlle), el mes de mayo de 2003 fue algo así como otro “volantazo” político que volvió a marcar grandes diferencias.
En las elecciones abiertas de 2003, el más votado fue el “viejo” Carlos Saúl Menem, con un 25% de los votos pero, cuando supo que en una segunda vuelta hubiera sido aplastado por Kirchner, que había obtenido el 22% de los consensos, decidió hacerse a un lado y dejar la banda presidencial a un ex Gobernador del Sur como Néstor Kirchner.
Las diferencias entre los dos peronistas eran enormes a pesar que ese populismo extremista, inventado en los ‘40 por el símbolo del partido más fuerte de Argentina, era casi el mismo: lo único que uno era de derecha y el otro de izquierda. Una de las primeras medidas tomadas por el fundador de la dinastía K fue no pagar lo que se le debía a todos, buscando un arreglo con FMI, Club de París, Banco Mundial y bonistas en general. Mientras tanto el mundo comenzaba a recuperarse, China a crecer a más del 10% por año, una fuerte recuperación de USA y UE y, de esa forma, con un país plagado por comodities, Néstor pudo flotar bastante bien.
Entre las espinas que tenía cualquier gobierno argentino, desde los ‘90, hay 2 que nunca se lograron sacar: el atentado a la Embajada de Israel y a la AMIA, puntos de quiebre con tanto de venganzas personales y hasta jueces asesinados como Niesman. Néstor gobernó por 4 años una Argentina donde, a cada minuto, crecían los planes sociales, transformando a su país, con la bonanza externa, en una especie de Cuba o Venezuela. Fue el paladín de la revolución social argentina, dejando a sus amigos, choferes o edecanes con millones de dólares, muchos de los cuales eran entregados al partido de forma monstruosamente ilegal y un pueblo, con opíparos planes sociales. Improvisamente falleció durante su mandato y fue allí que nació el fenómeno de la segunda Evita, inteligente, mandona, aparentemente confiable y sobre todo devota del kirchnerismo fundado por su marido: Cristina Fernández de Kirchner, la mujer más poderosa del país, la que decide sobre el dinero, la economía y la justicia argentina, siendo, hoy, la que sigue dirigiendo el vecino país.
Después de 8 años de CFK llegó el Presidente del equipo más famoso del país (Boca Junior), Mauricio Macri, un símbolo de la industria, un grande, un play boy, un exitoso, justo cuando menos de la mitad del pueblo argentino se había cansado de mantener a la otra “más de la mitad”. Es muy dificil catalogar una economía formada por 43 millones de habitantes, donde se pagan 23 millones de cheques, entre planes sociales y jubilaciones, por mes!!!
Macri, que recibió un país con una deuda de cerca de 200.000 millones de dólares no pudo enderezar nada y cometió muchísimos errores, tanto es así que, en las últimas elecciones, el pueblo argentino debía elegir entre delincuentes e ineptos!!! Por la desesperación de no poder sacarse de encima los planes sociales kirchneristas, Mauricio Macri logró otro gran acuerdo por 50.000 millones de dólares con el FMI que, obviamente, no pudo pagar, dejándole el fardo a Alberto Fernandez, el mandatario que había elegido Cristina. La historia más cercana también está plagada de errores y horrores del actual gobierno, sea en la conducción de la pandemia que de la economía. Las denominadas “retenciones”, diabólicos mecanismos económicos por los cuales un exportador tiene que pagarle al estado más de lo que gana, provocaron la falta de inversión interna y también externa. mientras esos 5 tipos de cambios entre el oficial a 130 pesos y el Blue a 300, destrozan todo el resto. Hoy, además del exponencial aumento de la violencia y la pobreza, Argentina tiene que vérselas con piquetes y un divisionismo interno del peronismo que se ya se volvió la segunda grieta argentina.
Faltando más de un año de legislatura, donde el kirchnerismo perdió las elecciones de medio término, Argentina está fundida y en plena campaña electoral.
Con una inflación comparable a los años 90, un déficit insostenible, 5 tipos de cambios de dólar, un 40% de pobreza etc.etc. hoy Argentina está casi de rodillas socialmente, politicamente y economicamente.
Ya hay muchos analistas políticos que sostienen que el Peronismo está por extinguirse. Yo no estaría tan seguro porque, como siempre me dice un amigo porteño: “El peronismo tiene las llaves de la caja fuerte”
STEFANO CASINI