BRUSELAS - Las mandatarias de Estonia y Finlandia, Kaja Kalas y Sanna Marin, respectivamente, se manifestaron a favor de que los países miembros de la Unión Europea dejen de autorizar visas de turistas a los ciudadanos rusos y afirmaron que se deberían prohibir sus vacaciones a Europa.
Se trata de una propuesta que va en línea con otra similar, formulada por el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky.
Kalas escribió hoy, en su cuenta de Twitter, que "visitar Europa es un privilegio, no un derecho humano" y que "es hora de poner fin al turismo de Rusia ya".
Por su parte, Marin consideró, en declaraciones al canal finlandés YLE, que "no está bien que mientras Rusia libra una agresiva guerra, una brutal de agresión en Europa, los rusos puedan llevar una vida normal, viajen por Europa, sean turistas".
Los dichos de las mandatarias desencadenaron la reacción inmediata de Rusia. "Cualquier intento de aislarnos es un proceso que no tiene perspectivas", aseguró el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
Tal asunto terminó en la mesa de la Comisión Europea, que, aunque evita anticipar cualquier otra sanción, el freno a las visas ;;podría constituir la séptima etapa de las medidas restrictivas europeas.
De hecho, según el presidente del parlamento ucraniano, Ruslan Stefanchuk, el tema se discutirá en el Consejo de Asuntos Exteriores informal, previsto para finales de agosto en Praga.
"Todavía no hay un sí colectivo, pero uno a uno, los países de la UE se niegan a emitir visados ;;a los rusos. Y esto no requiere largas y extensas discusiones", subrayó Stefanchuk, subrayando cómo Bélgica, Letonia, Estonia, República Checa y Holanda ya dieron pasos en esta dirección.
No en vano, la Comisión se atrincheró por el momento detrás de la "competencia nacional", de la que depende la expedición de visados.
Sin embargo, hizo hincapié que siempre se pueden emitir visados para disidentes políticos, periodistas o por razones humanitarias.
El problema involucra, en primer lugar, a los países fronterizos con Rusia, como Finlandia, Estonia y Letonia, cuya embajada en Moscú fue la primera, hace tres días, en suspender la emisión de visados de ingreso.
Las conexiones aéreas entre Rusia y la UE están interrumpidas, y quienes quieran visitar París, Roma o sumergirse en el Mediterráneo desde Moscú deben en todo caso pasar por los países vecinos.
Mientras tanto, los turistas rusos continúan paseando por las ciudades europeas.
En Twitter, para enojo de muchos usuarios, circulaba un video de una joven rusa que, en Salzburgo, se filmaba burlándose de unos refugiados ucranianos.
El caso de la visa es una señal más de cómo la "guerra" entre la UE y Rusia está lejos de terminar en el corto plazo.
También en el frente energético.
De hecho, Moscú anunció el corte a los flujos de petróleo del oleoducto Druzhb, que abastece a Europa Central y que se salvó de las sanciones de la UE sobre el "oro negro". República Checa, Eslovaquia y Hungría son los países implicados en el corte, a los que Moscú cobra la imposibilidad de pagar el "peaje" del tránsito por Ucrania, a causa de las sanciones.
Pero el freno llegó el día de la entrada en vigencia del plan de la Unión Europea para la reducción del gas, aclamado como "fundamental" por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien felicitó a los países que ya implementaron medidas en ese sentido.
La UE ya no confía en Rusia. Y el anuncio de Gazprom de la reanudación de los flujos de energía a Letonia será de poca utilidad.