Las personas que tienen rostros muy parecidos, a pesar de no estar emparentadas entre sí, también se parecen en el ADN y pueden compartir características físicas, como el peso y la altura, así como algunos rasgos de comportamiento, como el tabaquismo. Lo demuestra un curioso estudio que comparó 32 parejas de dobles de todo el mundo, identificadas y fotografiadas por un artista canadiense.
Los resultados fueron publicados en Cell Reports por un grupo de investigación dirigido por el genetista Manel Esteller de la Universidad de Barcelona, en España. "Durante décadas se ha descrito como un hecho probado la existencia de individuos que se parecen sin tener ningún vínculo familiar, pero solo en términos anecdóticos y sin ninguna justificación científica", explicó Esteller.
"El uso cada vez más generalizado de Internet y las redes sociales para compartir imágenes hizo que hoy podamos identificar y estudiar a estas personas", agregó. Los investigadores reclutaron 32 parejas de dobles, formadas por personas que parecían mellizos, pero que eran completamente desconocidos entre sí, que habían sido fotografiados a lo largo de veinte años por el artista canadiense Francois Brunelle.
Todos los participantes completaron un cuestionario sobre sus características biométricas y estilo de vida, mientras que el grado de similitud de sus rostros se evaluó objetivamente utilizando tres algoritmos de reconocimiento facial diferentes. En el 75% de los casos (25 pares de 32) la similitud de los rostros fue reconocida por al menos dos software: 16 pares, en particular, fueron evaluados como similares por los tres algoritmos.
Gracias al análisis de las muestras de saliva de los participantes, fue posible verificar que estos 16 pares de parecidos tienen una gran similitud también con respecto al ADN (evaluado sobre la base de más de 19.000 polimorfismos de un solo nucleótido, el tipo más común de variación genética entre personas), mientras que difieren en cuanto a los mecanismos de regulación del genoma (epigenética) y del microbioma, dos aspectos que están fuertemente influenciados por el medio ambiente.
Además, algunos rasgos físicos como el peso y la altura y rasgos de comportamiento como el tabaquismo y la educación también se correlacionaron en los parecidos. A pesar del pequeño número de sosias examinados, los investigadores creen que el estudio aún tiene una sólida base estadística y argumentan que podría tener aplicaciones en medicina forense (para reconstruir el identikit de los investigadores a partir de su ADN) y en el cribado preventivo (para deducir del análisis facial que personas pueden tener mutaciones genéticas asociadas a enfermedades).