BUENOS AIRES - Las huellas que el arquitecto de origen italiano Francisco Salamone dejó en el interior de la provincia de Buenos Aires, cuyas construcciones monumentales provocan admiración y asombro, están contenidas en las fotos del milanés Enrico Fantoni, reunidas en una muestra montada en el Instituto Italiano de Cultura de Buenos Aires. Se trata de "Francisco Salamone - Astronaves en La Pampa", que se podrá visitar del 16 de septiembre hasta el 31 de octubre, en la Sala Roma del Instituto, con entrada gratuita.
Fantoni sigue el derrotero de Salamone por distintos pueblos de la provincia de Buenos Aires, entre ellos, Saldungaray, a unos 550 km al suroeste de la Capital, con solo 1.350 habitantes y un trazado urbano compuesto por una docena de calles. Sin embargo, el portal de su modesto cementerio, situado al costado de la ruta de entrada al pueblo, posee una monumentalidad digna más bien de una metrópolis: enmarcada en una hipertrófica "roulette" de unos 15 metros de diámetro, una enorme cruz de cemento con una sufrida cabeza de Cristo al centro de sus brazos se eleva imponente sobre el ingreso.
La escala del monumento es totalmente desproporcionada respecto al entorno, causando en el ocasional visitante asombro y fascinación a la vez. Exactamente, los sentimientos que su creador, que llegó a la Argentina siendo un niño, buscaba despertar en los habitantes de Saldungaray cuando lo diseñó, en 1938.
Encargado por el entonces gobernador Manuel Fresco, un político conservador admirador del fascismo italiano, de modernizar la inmensa Provincia de Buenos Aires, Salamone proyectó y realizó en apenas cuatro años, entre el 1936 y el 1940, más de setenta edificios públicos - municipalidades, mataderos y cementerios y plazas - desparramados por un territorio de 300.000 km cuadrados, que el arquitecto recorría en una avioneta puesta a su disposición.
Sus municipalidades, con asombrosas torres de hasta treinta metros, dominaban pueblos compuestos enteramente por casas bajas, encarnando el poder central del Estado que el gobernador Fresco quería reafirmar. Sus mataderos modelo eran símbolos de eficiencia, expresión de la proyección exportadora de una economía pujante; sus cementerios - los de Azul y Laprida son particularmente notables - exhibían la cara de una religión aterradora y aplastante.
El conjunto de su obra, realizado en un estilo monumental y empleando técnicas constructivas inéditas, basadas en gran parte en la utilización masiva del hormigón armado, compone uno de los legados arquitectónicos más interesantes y menos conocidos de Argentina. ù
Fantoni, también periodista, se encuentra entre quienes, en los últimos años, revalorizaron la obra de Salamone. Es el fotógrafo oficial del Teatro Coliseo de Buenos Aires y realizó exposiciones fotográficas personales en Argentina, Italia, Francia, Holanda y República Dominicana.