BUENOS AIRES - Argentina atraviesa uno de sus más altos niveles de inflación de los últimos 30 años, una situación que acentúa la incertidumbre entre los habitantes y que expertos del país sudamericano atribuyen a factores domésticos vinculados al orden económico mundial vigente liderado por Estados Unidos.
"Sí existen muchas herramientas económicas por parte de un Estado para poder paliar el tema de la inflación, el haber suscrito Argentina a un pedido de préstamo tan grande con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la gestión anterior, eso generó que haya una suerte de dependencia hacia el FMI como principal acreedor del país", sostuvo Hernán Bergstein, economista argentino y docente en las universidades de Quilmes y Lanús.
Bergstein señaló que existen factores domésticos que estimulan la inflación en Argentina, entre ellos la puja distributiva (cuando el aumento de salarios se traslada a los precios), pero también apuntó a la responsabilidad de organismos multilaterales como el FMI, en el que Estados Unidos figura como mayor contribuyente.
Para el experto, la relación histórica de Argentina con el organismo financiero ha provocado una situación de endeudamiento e inestabilidad económica que no ha contribuido a moderar el impacto inflacionario ni al crecimiento.
En esa línea, aseguró que Argentina al retornar al endeudamiento con el organismo financiero y no continuar el camino de independencia económica volvió a estar sujeto a los esquemas monetaristas planteados por el FMI para combatir la inflación.
"Al volver a pedir dinero, lo que se volvió a hacer fue darle nuevamente una oficina dentro del Ministerio de Economía al FMI, de forma tal que ahora cuando queremos hacer algo, es el FMI el que lo aprueba o lo desaprueba; esto significaría que hay un montón de medidas que no podemos aplicar para lograr frenar esa inflación porque el FMI no te lo permite", dijo.
Para el economista, el problema inflacionario en Argentina, al igual que en muchos países periféricos, responde a una matriz productiva con fuerte dependencia de la exportación de productos primarios y a sus respectivas dificultades para diversificar la producción o insertarse en nuevos mercados.
"Estados Unidos tiene un gran protagonismo en el manejo del FMI y de ahí aparece una política internacional que apunta a que los países periféricos del denominado 'tercer mundo', como Argentina, pasen a ser proveedores de la economía mundial en algún producto vinculado con la tierra", afirmó.
El aumento de los precios internacionales de las materias primas en cuya comercialización mundial Argentina es partícipe, afectó a su vez a los precios domésticos agravando la realidad inflacionaria.
En agosto, la inflación argentina alcanzó el 78,5 por ciento interanual, el nivel más alto desde la hiperinflación que vivió el país a principios de los 90.
En lo que va de 2022, Argentina acumula un índice de aumento de precios del 56,4 por ciento acercándose a los tres dígitos hacia finales de año.
Con un ritmo de alza mensual de precios que ronda el 7 por ciento, los habitantes recurren a ciertas restricciones en el consumo y a las compras con mayoristas para sobrevivir, privándose de ahorrar o hacer proyecciones a largo plazo.
A la fuerte alza de precios que transita Argentina se suma la situación mundial de aumento de las tasas de interés de referencia como la que lleva a cabo la Reserva Federal estadounidense (FED, por sus siglas en inglés) y que impacta en las inversiones locales, explicó Bergstein.
"Este aumento de la tasa de interés de la FED va a implicar que los capitales se vayan de nuestro país a lugares más conservadores para ir ampliando su riqueza, lo cual nos saca inversión y también nos modifica las tasas internas generando mayor caída de la inversión", agregó el economista.
Gonzalo Liñayo, dueño de una cerrajería en el barrio porteño de Belgrano desde hace más de 30 años, dijo que ante el fuerte aumento de precios ha optado por bajar los márgenes de ganancia y dejar de presentar presupuestos.
"Es difícil de llevar la inflación, si bien estamos acostumbrados porque es algo histórico se hace difícil, en mi caso, proyectar, se hace difícil el tema de las cuentas corrientes, es como que trabajas día a día sin saber lo que va a pasar mañana", sostuvo Liñayo en conversación con Xinhua.
Ante el aumento de tasas a nivel internacional y ante el panorama inflacionario interno, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha llevado a cabo, hasta la fecha, nueve aumentos de la tasa de política monetaria que hoy se ubica en 75 por ciento.
De acuerdo con el último sondeo hecho por el BCRA a analistas privados, Argentina finalizará el 2022 con una inflación del 95 por ciento, una cifra que podría incluso alcanzar los tres dígitos, según otros estudiosos de la economía doméstica.