SANTIAGO DE CHILE - El tiempo del recuerdo no abarca el espacio de un día, sino que serpentea a lo largo de los doce meses. A cincuenta años del golpe de Estado de Pinochet, Chile dedica todo 2023 a la memoria de aquel trágico 11 de septiembre, cuando el país comprendió el verdadero significado de la libertad perdida.
Un espacio donde volver a empezar a pensar en el futuro, imaginando sembrar nuevas semillas para que la democracia siga creciendo. Los eventos, incluidos simposios, exposiciones y conciertos, ya comenzaron y pronto cobrarán vida. Entre los proyectos más emblemáticos está la regeneración del espacio verde metropolitano en el Cerro San Cristóbal, en la capital que, repoblado con árboles y plantas originales, se convertirá en el Parque de la Democracia: una advertencia, un deseo, pero también una forma de acción de gracias por todos aquellos países que, como Italia, estuvieron al lado de los chilenos durante esos interminables 17 años.
Pero el aniversario es también un momento para entender y planificar, en un país que sigue superando sus traumas, encontrándose irresoluto y dividido, apretado en el aislamiento geográfico entre la cordillera de los Andes y el Océano Pacífico.
Aunque los nietos de Allende tuvieron la revancha con el joven Gabriel Boric que subió a La Moneda a los 35, el perímetro de acción no permite giros a la izquierda. Prueba de ello es el intento fallido de derrocar la Constitución que data de los años de la dictadura, y el nuevo ejercicio constituyente que acaba de comenzar, que promete ser ante todo una prueba de equilibrio y compromiso.
En palabras del periodista chileno Francisco Covarrubias, Boric se descubrió como un músico listo para tocar en un concierto de rock que se encontraba interpretando piezas de Mozart. Y, si el tercer puesto en el ejecutivo lo ocupa la aclamada Camilla Vallejo, emblema de las protestas estudiantiles contra el gobierno conservador de Sebastián Piñera, el impulso del cambio se frena por la preocupación por la estabilidad, mientras que la luna de miel de Boric con los votantes, diez meses después de asumir el cargo, parece que ya ha llegado a su fin.
Según las últimas encuestas de Cadem, el índice de aprobación del líder se ha reducido a la mitad, al pasar del 50% de su llegada al 25%. La cifra se ve lastrada por una inflación que se ha disparado hasta niveles récord del 12,8%, mientras que el Banco Mundial prevé una caída del PIB del 1,7% este año.
Pero el panorama también se ve agravado por el aumento de la criminalidad, con un aumento del 43% de los homicidios en 2022, que llegó a 842, y el narcotráfico al alza, al punto de evaluar la militarización en el norte del país.
En ese contexto, al presidente no se le perdonó el indulto a un ex miembro de la lucha armada del Frente Patriótico contra la dictadura, y a doce manifestantes se les condenó por el "estallido social", las violentas protestas de noviembre de 2019 que, a raíz de de los chalecos amarillos había inflamado las plazas del país.
El quincuagésimo aniversario del golpe de estado, en el que una nueva cantera de expertos -la tercera- se involucra en la investigación de la muerte de Pablo Neruda, para establecer si la verdadera causa fue un envenenamiento o realmente un cáncer de próstata como se dijo entonces, así se se convierte en una oportunidad para reflexionar también sobre las causas sociales que hacen de este país una olla en constante ebullición.
Un espacio para que el gobierno de Boric interprete el complejo escenario en el que el deseo de orden se mezcla con el deseo de cambio. Dar respuestas de acuerdo a nuevos esquemas, continuando así el legado de Allende.
Chile, el legado de Allende a 50 años del golpe
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