Sin dudas, la vuelta al ruedo del legendario Luis Inacio Lula Da Silva que, con sus 77 años y por 3a vez, ganó la Presidencia de la República del país que posee más del 50% del PBI sudamericano, ha movido las aguas políticas de nuestro continente.
Siendo un "viejo zorro político con todas las mañas y virtudes imaginables", Lula, ya en sus primeros días de gobierno, quiso marcar fuertemente la cancha tratando de destrozar, con varias razones, a su predecesor Bolsonaro que, a pesar de haberle devuelto al país una economía estable, fue víctima de su misma personalidad "Trumpiana", cosechando demasiados enemigos, a diestra y siniestra.
Lula, en todo caso, ahora es un hombre de tercera edad y seguramente, no podrá nunca devolver a su país, el brillo de su primera presidencia de 2003 cuando tenía 57 años!
Su primera presidencia, nacida al final de los terribles efectos SAMBA, TEQUILA y TANGO que tanto sufrió, junto a la Aftosa, Jorge Batlle, no comenzó muy bien, sin embargo, en pocos años, llegaron al pais del norte, resultados extraordinariamente positivos. El Brasil del año 2006 pasó de ser, la decimoquinta podencia del mundo a ser la sexta. Recuerdo todo muy bien porque, en esa época, visitaba Brasil un mínimo de 2 veces por mes, trabajando para la RAI. Brasil, después de Argentina es el país con mayor descendencia proporcional de italianos, del mundo y, solamente en el estado de Sao Paulo, tenemos más de 15 millones de descendientes de italianos.
Lo que más me imresionó fue cuando, a pedido de mi Director de RAI Italia, tuve que realizar muchas entrevistas a empresarios brasileños de origen italiano. Entrevisté a titulares de empresas como Marco Polo, Tramontina, Randón, Grendene, Papaiz y muchas grandes multinacionales, algunas con decenas de miles de empleados. La mayoría de ellos eran de centro-derecha, sin embargo, nunca podré olvidar una reflexión que me expuso Raúl Randón, descendiente de vénetos, entonces fundador y titular de la empresa que fabrica las zorras de camiones, más importante de Sudamerica con 7.000 empleados: "La verdad que pensé que Lula era un ultra izquierdista que podía destruir la economía de nuestro país, sin embargo, tengo que reconocer que su política económica es más dinámica y coherente que las que viví hasta ahora!" me dijo con énfasis. No podemos olvidar que Lula, en su primera presidencia, eligió, con mucho tino, al ex Pte. Del Banco Central do Brasil, hombre del centro político con difusa experiencia, como Ministro de Economía. Entonces Randón me dijo lo siguiente y comencé a comprender porque la política económica de Lula podía tener tanto éxito: "A muchos de nosotros empresarios, Lula nos visitó personalmente – siguió Randón – y esto me pareció muy bueno. Pero, además nos propuso algo que no podíamos no aceptar. Su gran preocupación es el norte del país, una zona víctima de una pobreza endémica. Mire..... nos propuso que, si investíamos con nuestras empresas en estados del norte, nos daba todo el apoyo financiero a través del Banco Do Brasil y todas las exoneraciones que precisáramos para desarrollarlo. Por unos años no debíamos pagar impuestos a los salarios, IVA y, además, nos propuso que el estado podía pagar la mitad del costo de las comidas para nuestros trabajadores en planta en Rio Grande y también los que contratáramos en el norte."
En 2005, Randón debía pagar unos 3 dólares por comida de sus 7000 empleados que, regularmente eran descontados de sus sueldos, sin embargo, el gobierno de entonces aceptó pagarle 1.5 por comida y ese incentivo se debía volcar a los funcionarios....todos muy contentos. Con estas medidas y muchas otras, Lula logró una activación importante en el norte-pobre y redistribuyó a diestra y siniestra a empleados y trabajadores! Es cierto, podía hacerlo, porque, a partir de 2005, los precios de los comodities, luego de una larga carestía que había hundido por completo países como Argentina, habían subido de forma extraordinaria. Fue así que Brasil tuvo un empujón económico totalmente inesperado y se posicionó, con enorme fuerza, en el contexto internacional. En esa época era el mayor productor de carne bovina del planeta, posee, aún hoy, la tercera empresa aeronáutica más grande del mundo como Embraer (luego de Boeing y AirBus), es el segundo productor de zapatos del mundo y, con los grandes descubrimientos de yacimientos petrolíferos y de gas, sobre todo en las costas de Sao Paulo, Brasil logró transformar a más de 40 millones de sus habitantes, en personas de clase media, con su casita, su auto y sus vacaciones. Un logro totalmente excepcional.
Con su vuelta al ruedo, Lula, quizás, se hizo demasiado amigo de un Presidente que lo quiere a muerte con otras intenciones que no son exactamente económicas para el desarrollo del continente, como Alberto Fernández, con su país con un riesgo país superior al ucraniano y con una inflación del 100%. Acercarse a gobiernos populistas, como el de Maduro, Ortega o Miguel Díaz Canel, sería un terrible error político y estoy seguro que Lula, por ahora, está trabajando mucho "pour la galerié", pero, pronto, volverá a darle más equilibrio a su país.
Si vamos a las cifras económicas frías, Bolsonaro le dejó un país con deflación, buen PBI per capita y crecimiento sostenido, a pesar de esos errores "trumpianos" que citamos al principio, que lo hundieron politicamente.
Lula es un político con estirpe, a pesar que la Academia Noruega le quiso quitar el Premio Nobel de la Paz por haber aceptado un apartamento en coima de Odebrecht. Fue condenado a 12 años de prisión y fue liberado por un tecnicismo judicial y ahora volvió a la presidencia de su país. La vara que él mismo construyó es muy alta, como las expectativas del mundo entero.
Mientras tanto, en nuestro continente, volvió un aire fresco y se habla de una moneda común que podría llamarse SUR. ¿Se imaginan Argentina, con sus 24 tipos de monedas distintas, con una moneda común sudamericana?...........yo no!
STEFANO CASINI