CIUDAD DE MÉXICO - Científicos italianos acuden en auxilio de las ballenas y mantienen la lupa sobre sus hábitats en México, en particular el Mar de Cortés, "el acuario del mundo", aplicando su experiencia en el estudio del impacto de la contaminación sobre los cetáceos en el Mediterráneo.
En particular, los expertos en el tema de la Península colaboran con colegas mexicanos midiendo el efecto de los plásticos y sobre todo los micro-plásticos en las ballenas y delfines, los cuales se consideran los "grandes filtradores marinos", que se están convirtiendo en termómetro sobre la salud de los mares del planeta.
Cristina Fossi, de la Universidad de Siena, una de las más antiguas de Europa, y Giuseppe Notarbartolo, máxima autoridad en el estudio de las ballenas, son dos de los especialistas realizan un diagnóstico del entorno de los cetáceos en el Mediterráneo pero también en el Mar de Cortés, noroeste de México, frontera con Estados Unidos.
Fossi lidera un proyecto que se conoce como "Mediterráneo-Mar de Cortes" y que analiza las dos grandes áreas protegidas de ambos mares, como el Santuario de Pélagos, apoyado por un acuerdo entre los gobiernos de Italia, Mónaco y Francia y el de Baja California.
El proyecto, en colaboración con el científico mexicano Jorge Urban, de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, en el cual se aplica la novedosa técnica de la biopsia cutánea, ha llegado a la conclusión de que en el Mediterráneo la contaminación por microplásticos es 4 veces mayor que en el Mar de Cortés.
En la zona del Mar de Cortés coexisten 93 especies diferentes de cetáceos, estudiados por los ecólogos y los ecotoxicólogos, quienes consideran que los mamíferos marinos son los "indicadores por excelencia de la salud de nuestros mares".
Según Fossi, quien coincidió con Notarbartolo, y otros especialistas en una reciente mesa redonda en Ciudad de México auspiciada por el Instituto Italiano de Cultura y la Fundación Marso, hay casos críticos como los cachalotes, que llegan a albergar 100 kilos de plásticos en su estómago, medido con base en la biopsia cutánea.
También en México se registra el caso crítico de la "vaquita marina", la marsopa más pequeña del mundo (mide 150 centímetros de largo en promedio), el cetáceo en mayor riesgo de desaparición, del cual se estima que sólo hay unos 15 ejemplares.
Giuseppe Notarbartolo, ecologista de la conservación marina, ex profesor de la Universidad de Milán y fundador en 1986 del Instituto de Investigación Tethys, que dirigió durante dos períodos, señaló a ANSA que "no hay mucho margen para el optimismo, pero hay cosas que pueden hacerse".
"Es difícil, pero tenemos que mantener viva la esperanza y dar la lucha, afirmó el fundador del Programa del Area de Mamíferos Marinos Importantes (IMMA) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y la máxima autoridad en el estudio de las ballenas en Italia.
El experto propuso "enseñar a los jóvenes a ser más críticos" y cuestionar lo que "leen en Internet" y dijo que es preciso también que los medios de información brinden información correcta, así como establecer un puente entre los científicos que realizan diagnósticos y los tomadores de decisiones en los gobiernos.
Notarbartolo apremió también a poner un alto a las informaciones falsas de grupos extremistas que a través de las redes digitales propalan "fake news" sobre el tema, diciendo por ejemplo que "el calentamiento global no existe", con el apoyo de grupos de poder económico.
A su juicio, la labor de las organizaciones ambientalistas, que "hacen un enorme trabajo muchas veces no visible pero que incluye mucha investigación sobre los cetáceos sobre todo en Italia, en Europa, antes que las universidades y el gobierno", se pueden articular "muchísimo" con el trabajo de los científicos.
Al referirse a los IMMAs, que se diferencia de las áreas naturales protegidas en el sentido de que no son objeto de un decreto gubernamental, indicó que han creado 9 desde 2013, que abarcan 67 de las aguas globales.
El objetivo es concluir un diagnóstico mundial que debe servir de guía para los tomadores de decisiones a fin de cuidar "cualquier actividad marítima como por ejemplo los ejercicios militares" que pueda impactar en el ambiente marino y en las poblaciones de cetáceos.
En el caso de México, hay 9 IMMAs que se han creado, una de ellas en el Golfo de California, donde se vigila a la vaquita marina y la ballena jorobada y en la Bahía de la Paz, donde se observa a la orca y el delfín "nariz de botella" y en el archipiélago de Revillagigedo, frente a las costas del Pacífico, hábitat también de la ballena jorobada.
Científicos italianos al rescate de ballenas
Apoyan a colegas mexicanos con su experiencia en el Mediterráneo