NUEVA YORK - Nueva York celebra la historia de los carteles comerciales italianos, muchos de ellos considerados verdaderas obras de arte.
La contaminación entre arte de vanguardia y carteles comerciales en Italia, con especial atención a los años entre las dos guerras y la primera posguerra, así como al auge económico del país, es el centro de una exposición en el CIMA (Centro de Arte Moderno Italiano) en Nueva York.
Inaugurada el jueves pasado, y hasta el 10 de junio, se exhiben alrededor de 30 carteles de las principales instituciones y colecciones de empresas italianas.
Las mismas están firmados por artistas como Erberto Carboni, Fortunato Depero, Nikolai Diulgheroff, Lucio Fontana, Max Huber, Bruno Munari, Marcello Nizzoli, Bob Noorda, Giovanni Pintori, Mario Sironi, y Albe Steiner.
Sus obras ilustraron los productos de empresas que han hecho parte de la historia de la economía italiana. Entre ellas, Barilla, Campari, Olivetti, Fiat, y Pirelli.
"La idea básica era examinar la relación entre el arte de vanguardia italiano y cierta clientela comercial ilustrada que existió entre los años 20 y 60", explicó a ANSA el comisario de la exposición, Nicola Lucchi.
"Es un momento en el que las empresas italianas descubren el consumismo y se apoyan en oficinas de publicidad, que convocan a los artistas a colaborar, y los artistas de vanguardia y futuristas son los primeros en proponerse como intérpretes de los productos", añadió.
"Esto genera una relación artística de importancia que hemos tratado de explorar en sus diversas facetas", explicó Lucchi.
El curador de la muestra señaló que "los carteles a menudo se han descrito como derivados, pero la exposición destaca cómo, a partir del futurismo, los carteles italianos han adquirido una fuerza visual y comunicativa que ha elevado el medio a una forma de expresión artística por derecho propio, impulsando la fronteras de las técnicas litográficas, el fotomontaje y la tipografía".
"La peculiar ambición de los carteles comerciales de proporcionar formas y contenidos atractivos a las masas, en lugar de a un círculo de élite, también los convierte en objeto de interés socioeconómico y filosófico", continuó.
La muestra abarca desde 1926, año en que Depero exhibió un "cuadro publicitario" en la Bienal de Venecia, Squisito al selz, y sigue hasta 1957.
La exposición ilustra de qué manera el diseño de los carteles comerciales italianos se desarrollaron de la mano de las corrientes artísticas de su época.
Y como contrapunto visual y conceptual al camino narrativo trazado por los carteles comerciales, la exposición también incluye algunas obras de Mimmo Rotella.
"Rotella comienza con el arte informal y en la década de 1950 se da cuenta de que en realidad las figuras están a su alrededor, y son carteles comerciales", agregó el comisario. "El gesto es arrancarlas de las paredes y ponerlas en el lienzo".
La contaminación entre arte de vanguardia y carteles comerciales en Italia, con especial atención a los años entre las dos guerras y la primera posguerra, así como al auge económico del país, es el centro de una exposición en el CIMA (Centro de Arte Moderno Italiano) en Nueva York.
Inaugurada el jueves pasado, y hasta el 10 de junio, se exhiben alrededor de 30 carteles de las principales instituciones y colecciones de empresas italianas.
Las mismas están firmados por artistas como Erberto Carboni, Fortunato Depero, Nikolai Diulgheroff, Lucio Fontana, Max Huber, Bruno Munari, Marcello Nizzoli, Bob Noorda, Giovanni Pintori, Mario Sironi, y Albe Steiner.
Sus obras ilustraron los productos de empresas que han hecho parte de la historia de la economía italiana. Entre ellas, Barilla, Campari, Olivetti, Fiat, y Pirelli.
"La idea básica era examinar la relación entre el arte de vanguardia italiano y cierta clientela comercial ilustrada que existió entre los años 20 y 60", explicó a ANSA el comisario de la exposición, Nicola Lucchi.
"Es un momento en el que las empresas italianas descubren el consumismo y se apoyan en oficinas de publicidad, que convocan a los artistas a colaborar, y los artistas de vanguardia y futuristas son los primeros en proponerse como intérpretes de los productos", añadió.
"Esto genera una relación artística de importancia que hemos tratado de explorar en sus diversas facetas", explicó Lucchi.
El curador de la muestra señaló que "los carteles a menudo se han descrito como derivados, pero la exposición destaca cómo, a partir del futurismo, los carteles italianos han adquirido una fuerza visual y comunicativa que ha elevado el medio a una forma de expresión artística por derecho propio, impulsando la fronteras de las técnicas litográficas, el fotomontaje y la tipografía".
"La peculiar ambición de los carteles comerciales de proporcionar formas y contenidos atractivos a las masas, en lugar de a un círculo de élite, también los convierte en objeto de interés socioeconómico y filosófico", continuó.
La muestra abarca desde 1926, año en que Depero exhibió un "cuadro publicitario" en la Bienal de Venecia, Squisito al selz, y sigue hasta 1957.
La exposición ilustra de qué manera el diseño de los carteles comerciales italianos se desarrollaron de la mano de las corrientes artísticas de su época.
Y como contrapunto visual y conceptual al camino narrativo trazado por los carteles comerciales, la exposición también incluye algunas obras de Mimmo Rotella.
"Rotella comienza con el arte informal y en la década de 1950 se da cuenta de que en realidad las figuras están a su alrededor, y son carteles comerciales", agregó el comisario. "El gesto es arrancarlas de las paredes y ponerlas en el lienzo".