MONTEVIDEO (Uypress/Esteban Valenti) - Hoy lunes Cabildo Abierto decidirá si se mantiene dentro de la Coalición Multicolor o se va por la destitución de su ministra de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Irene Moreira.
El episodio de la entrega de una vivienda de manera irregular y arbitraria, sin sustento legal alguno a una dirigente de su propio partido, la conocemos todos. No es el único caso. Y es una situación más de este gobierno que acumuló en la mitad de su mandato una cantidad inalcanzable de escándalos. Enumerarlos da vergüenza.
El grave problema es que la política nacional, va de escándalo en escándalo y muchas veces nos perdemos o nos desviamos de los problemas fundamentales, de los que tienen que ver no solo con la vida de la gente, de la mayoría de los uruguayos, sino con el compromiso serio y grave del futuro nacional. Y todos nos tiramos al hueso del escándalo de turno.
Grave peligro, porque además de no analizar los problemas fundamentales, estamos acostumbrando a la ciudadanía, que este revoltijo de escándalos es la política, y por lo tanto todos revolcados en el mismo lodo. Y esa es una grave degradación de la política y de las instituciones y de la imagen del país en el mundo.
En este caso hubo una irregularidad grave comprobada, el Presidente Lacalle destituyó a la ministra y no había otra posibilidad que su salida del MVOT. Velozmente. Y la mayoría del espectro político nacional, con un mínimo de sentido institucional, respaldó la decisión presidencial. Punto. No se debía ni se podía hacer otra cosa.
Ni el Presidente tan afecto a creerse tantas cosas, como por ejemplo explicaciones de sus ministros, del senador Penadés y otras más, aceptó los argumentos de Moreira.
Ahora todos los oficialistas tiemblan por la suerte de la Coalición. Si Cabildo Abierto es coherente con las movidas que realizó anteriormente, declaración a la prensa de su líder Guido Manini Ríos poco menos que emplazando al Presidente o de la ministra declarando desde la sede ministerial - cuando ya había sido destituida - no les queda mucho espacio para moverse, quedarse en la Coalición es una hocicada y un desmentido a todas sus afirmaciones. Sería una agachada muy grave para un partido que se jacta de su erguida posición.
La otra alternativa es irse del gobierno, abandonar los 54 cargos que ocupa, los 2 ministerios y dejar a la Coalición si mayoría parlamentaria, iniciando su campaña feroz hacia el 2024. No parte por cierto de guarismos muy buenos en ninguna encuesta electoral.
Dejar los 54 cargos no debe ser nada fácil. En Cabildo Abierto debe haber una tensión muy alta, no por defender al gobierno, sino sus asientos.
De todas maneras, hay un factor que debe estar influyendo, en este gobierno lleno, repleto de escándalos de todo tipo y color, los únicos que caen, renuncian, los que renuncian son colorados y cabildantes, los blancos que son los responsables sin lugar a dudas de los peores y más graves escándalos, no sufren una sola baja. Puerto- Katoen Natie, Astesiano, Marset, Casa de Galicia-ASSE, Compra de Hércules y drones, OSE y salmuera, Intendencias varias, Penadés, cúpulas policiales defenestradas, IAVA y conflicto provocado. Nadie se movió un milímetro. A lo sumo un pedido de licencia.
Los padres de esta situación son de manera evidente, el propio Presidente de la República y su más fiel escudero el Dr. Julio María Sanguinetti, firmemente decidido a transformar al Partido Colorado en una sucursal menor del Herrerismo-lacallismo. ¡Y viva la historia nacional!
Si se quiebra la Coalición se producirá además un hecho muy grave: el actual Presidente ganó el balotaje ofreciendo gobernabilidad, es decir que es enteramente una responsabilidad fallida del gobierno en su conjunto y la mayor promesa defraudada del oficialismo. Porque el país tiene que seguir funcionando.
Los que se hacen ilusiones que la suma de los votos del Frente Amplio y de Cabildo Abierto pueden aprobar una serie de proyectos de leyes, deliran, el Presidente tiene capacidad de veto y ya la utilizó, además hay temas vitales que requieren iniciativa del Poder Ejecutivo.
Se cae la Coalición, el oficialismo no tendrá garantizada la mayoría para aprobar sus proyectos, pero incluso las negociaciones de intercambio de leyes, se harán más feroces y peligrosas.
También cambiará mucho el discurso opositor y algunas actitudes de Cabildo Abierto. Veremos el grado de compromiso con el pasado...
La otra verdad es que esta sería la peor forma de irse de la Coalición, por un escándalo, por una ilegalidad (no reconocida), por clientelismo del peor y no por divergencias programáticas y políticas.
Hay un último aspecto para analizar. No hay antecedentes de tantos escándalos de peor nivel durante un gobierno y de la cerrada complicidad de sus integrantes que todo lo derivan a la Justicia y nunca asumen responsabilidades políticas. Y la mayor responsabilidad de este clima espeso, barroso, viene de arriba, del más arriba y difunde a todos los niveles la señal de que esto es gobernar y que lo que hay que evitar es dejar huellas o ser blanco.
No puede haber otra explicación fundada de la cantidad impresionante de grandes escándalos, uno sobre otro que ocupan, saturan la agenda política nacional.
Y este clima amoral al que no estamos acostumbrados la mayoría de los uruguayos, está sin embargo acostumbrando nuevamente a una parte de los ciudadanos, que se escudan en justificar todo mirando hacia el pasado, en errores ajenos y nunca en responsabilidades propias. Y ese proceso es el que inexorable pudre las naciones, difundiendo la amoralidad como una condición de la política.
No hay nada que festejar, lo único que sucedió es que bajamos tres escalones más y de un salto en el lodazal y en el retroceso del país. Y con unos cuantos que ya ni siquiera lo ven.