Rilascio ostaggi (Foto archivio, da IDF Telegram)

Después de semanas de angustia e incertidumbre, la uruguaya-israelíShani Goren Horovitz fue liberada ayer jueves como parte del intercambio de rehenes por presos palestinos. Primero la recibió la Cruz Roja internacional, informaron a El País desde el Ministerio de Relaciones Exteriores de Catar, y luego cruzó a territorio israelí.

Shani estaba retenida desde aquel fatídico 7 de octubre, cuando el grupo terrorista Hamás atacó Israel causando 1.200 muertos y llevándose más de 240 rehenes. La liberación se dio en el marco del acuerdo de alto el fuego entre de Israel Hamás con la mediación de Catar y Egipto.

Fuentes de Cancillería dijeron a El País que hubo intensas gestiones del gobierno uruguayo con la Cruz Roja internacional y con Catar para que esta liberación se concretara.

Shani fue parte del grupo de seis rehenes liberadas anoche.

Más temprano, dos rehenes israelíes habían sido liberadas y dejadas en manos de la Cruz Roja. La oficina del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu las identificó como Mia Shem, franco-israelí de 21 años, y Amit Soussana, de 40 años.

 

Fueron 54 días los que la familia de Shani esperó por esta joven de 29 años, nacida en Israel y de abuelos uruguayos. Si bien Shani nunca pisó Uruguay, su familia le pidió al gobierno que la reconociera como ciudadana teniendo en cuenta sus ascendientes, algo a lo que accedió la Cancillería, que de inmediato solicitó al Estado de Israel que hiciera los máximos esfuerzos posibles para conseguir su liberación.

“Shani es la chica más alegre que te puedas imaginar”, dijo a El País su hermana, Shira Goren. Trabaja en educación no formal y “es líder nata”. “Hace chistes y cuenta cuentos; ella era siempre el centro, el corazón” del grupo, contó.

 

Su hermana narró que nunca han viajado a Uruguay, pero eso no fue impedimento para apropiarse de costumbres heredadas de sus abuelos, que nacieron aquí pero emigraron a Medio Oriente.

“Mi abuelo siempre hablaba de que simpatizaba del equipo de fútbol Peñarol. Los sábados de mañana nosotras nos juntábamos a tomar mate con mis abuelos, que se murieron hace unos años pero que dejaron el legado de lo uruguayo en la familia”, narró Shira.

 

Según el Semanario Hebreo, los abuelos uruguayos de Shani se radicaron en Israel en 1953 y eran miembros de la movimiento juvenil Hanoar Hatzioni. La abuela falleció hace diez años y el abuelo hace dos.

En cautiverio

El liderazgo de Shani del que habla su hermana se ve reflejado en una entrevista que dio ayer al medio israelí Walla. Allí contó que la madre de Eitan Yahalomi, uno de los rehenes liberados, de 12 años, le dijo a su familia que Shani lo cuidaba e incluso le daba algo de su comida si tenía hambre.

 

“Nos dimos cuenta de que ella tenía un rol y que tenía a alguien a quien cuidar allí. La madre de Eitan nos dijo que estaba muy preocupada por él. Incluso le dijo que le había dado parte de su porción de comida a él. Cuando escuché eso, supe completamente que estaba trabajando y me relajé un poco”, agregó su hermana.

De hecho, Eitan Yahalomi y Shani se conocían. Según Shira, su hermana era instructora en el kibutz Nir Oz en un hogar para niños, donde conoció a Eitan. “La abuela de Eitan dijo que después de 16 días los llevaron juntos a un lugar. Él reconoció a Shani y desde ese momento hasta el final ella estuvo con él y lo cuidó”, contó.

El adolescente le transmitió a su familia que Shani estaba al tanto de todo lo que le sucedía a él y a otro niño porque estaban solos. “Ella fue su guía durante muchos, muchos años, lo ha estado acompañando durante más de seis años”, dijo. “Hace tres semanas, hablé con la abuela y ella dijo que esperaba que Shani estuviera con Eitan para que ella lo cuidara y le dije que también esperaba que él cuidara de ella”, agregó Shira.

 

Según testimonios de niños liberados, Shani tuvo un rol crucial en su bienestar. “Por ejemplo, uno de los niños que estaba con ella tuvo un poco de pánico. (Shani) lo miró a los ojos y le dijo: ‘Vamos a calmarnos’. Así les habla siempre. Con una mirada puede calmar a la gente”, afirmó su hermana.

 

 

 

El fatídico día

Shani vive en el kibutz Nir Oz, uno de los más violentados en el ataque de Hamás. Allí llegó su padre con solo 18 años. Junto a su madre formó una familia de la que nacieron Amit, Shira y Shani. “Es el lugar más lindo en el mundo”, dijo Shira a El País.

 

Hace tres días, Shira narró el calvario que atravesó su familia estos últimos dos meses. “Ya son más de 50 días que la comida no tiene sabor, las cosas no tienen olor”, relató en una carta, sin saber que el dolor que provoca la incertidumbre se terminaría ayer. “Shani querida, ni siquiera sabes que sobreviví, que estoy viva. Ni siquiera lo sabes”.

El kibutz de Shira también fue asaltado el 7 de octubre. Esa mañana, empezaron a entender qué pasaba cuando Amit, el hermano mayor, llamó a cada integrante de su familia y les dijo: “Salgan, salgan aunque estén disparando. Tienen que salir igual, tienen que protegerse”.

 

Un tío de las hermanas contó a Telemundo que la joven estaba en el refugio de su casa, hablando con su cuñada por teléfono, cuando la conversación se vio interrumpida de improviso ante la entrada de los terroristas.

 

“Están adentro de mi casa, están acá”, dijo Shani. Según su hermana, “la casa de Shani es mucho más chiquita, entonces llegaron al cuarto seguro enseguida y la agarraron, se la llevaron. La novia de mi hermano escuchó todo por teléfono. Y se la llevaron. Desde ese momento se cortó todo…”.

 

Cuando Shira logró salir de su escondite e ir a lo de su hermana, se encontró con que la casa estaba dada vuelta y no había rastros de ella.

“Se la ve un poco pálida y delgada”, dijo su tío

“Shani está en camino para darle un abrazo a su mamá y hermanita que le esperan. Feliz de que se acabó”. La alegría de Shimon Horovitz, tío de Shani Goren Horovitz, es la de toda la familia. Sobre las 23.44 horas de Israel la joven fue liberada junto a otros israelíes. Su tío Shimon dijo a El País que “se la ve un poco pálida y delgada” y la distingue por su “abrigo verde con capucha”. “Camina con otra amiga y cruzaron a Israel para ver a un médico, hacer un chequeo rápido y decidir si hace falta algo más para su nutrición”, relató Horovitz, quien se encuentra feliz por la liberación de su sobrina y dijo que “es un paso adelante”.