Esteban Valenti

por ESTEBAN VALENTI

Se realizó el Congreso del Frente Amplio, se proclamaron las 4 pre-candidaturas, se aprobó el Programa del FA para la próxima etapa, se podría decir que sumando los malos resultados del actual gobierno en aspectos fundamentales: sociales, productivos, económicos, internacionales, educativos, en la salud y la cultura y ni que hablar en la inseguridad, es el cóctel completo y perfecto para asegurar con muchas probabilidades de acertar que el 1 de marzo del 2025 habrá un cambio importante y que el progresismo y el Frente Amplio van asumir nuevamente el gobierno.

 

Las encuestas, todas prácticamente, o al menos las más serias, y los paneles de opinión público, parecen confirmarlo mes a mes, no como fotografía sino como tendencia.

Pero pensar así sería un grave error. Los motivos son múltiples.

Primero los que dependen de nosotros, de nuestra acción política, de la campaña electoral hasta junio, de los resultados en las internas o primarias y luego hasta el mes de octubre del 2024.

Simplemente si nos dejamos flotar, con la expectativa de que los desastres, los escándalos, las corrupciones y los exabruptos del Partido Nacional, del Presidente y del gobierno completarán el cuadro hasta el final, no solo somos muy confiados, sino que desconocemos la experiencias de nuestros adversarios, incluyendo a los colorados, muy disminuidos pero con  intenciones de remontar su caída histórica y de los blancos queriendo consolidar su liderazgo de la derecha y profundizar su proyecto político, con otros cinco años en el gobierno.

En los 12 meses que faltan van a echar el resto, inclusive abriendo cada partido de la coalición sus alas para abarcar sectores sociales y políticos más amplios. Y el gobierno va a abrir los bolsillos, ya no le espera el déficit fiscal (4.4%) superior al del Frente Amplio, ni el endeudamiento público que pasó del 60% al 68% y haber encontrado el sistema para hacer obras a pleno costo de los próximos gobiernos. Ellos hacen, a precios desorbitados, no figuran como deuda pública y lo tendrá que pagar al menos el próximo gobierno. Ah, y hacen una desbordante publicidad en todos los medios.

Van a dar una batalla muy dura porque saben que tienen que levantar una pesada carga de escándalos y de fracasos, pero además saben que si pierden estas elecciones, el cambio no será por cinco años...Ya lo aprendieron.

Van a insistir en que todos tenemos nuestras culpas y de esa manera hasta su casamiento con el narcotráfico, incluyendo dos ministros, dos subsecretarios, jerarcas policiales y en primer lugar los "saludos" del Presidente de la República y otras porquerías, tratarán de encubrirlas con la herencia que en ninguno de los casos, aunque se hayan cometido errores y fracasos, le llegan a los talones de la decadencia incontenible de este gobierno y de este Partido Nacional.

Pero, no alcanza con ganarles la batalla sobre las porquerías ininterrumpidas y gravísimas que cometieron, hace falta levantar una verdadera alternativa en todos los planos, eligiendo exactamente las prioridades.

Además cuentas con montones de dinero para la campaña electoral. Todo el mundo lo sabe.

El programa del FA es una poderosa herramienta, pero es la base, no alcanza, hay que definir ideas fuerza, realmente poderosas para sacar el país de la situación en que van a dejar al país y la sociedad uruguaya. Claro que comparar con Argentina no es por cierto una buena unidad de medida. Aquel es el desbarranque.

Y no podemos convencernos a nosotros mismos, no es cierto que a todos los uruguayos le ha ido mal, hay sectores y no solo "los malla oro" que se han beneficiado y muchos otros, los más empobrecidos, los marginados, pero también sectores importantes de las capas medias, de las micro, pequeñas y medianas empresas, de los empresarios nacionales, de la ciudad y del campo que han visto retrasar su avance, han sido perjudicados, porque por sobre todas las cosas se ha perjudicado, estancado o hecho retroceder al país, a un verdadero proyecto nacional, sustentable social y ambientalmente.

Lo que aprendimos sin lugar a dudas durante nuestros tres gobiernos y estos interminables cuatro años multicolores, que la economía debe tener el claro objetivo de mejorar la sociedad, de atender a la gran mayoría de los sectores sociales, pero para ello el crecimiento del 1% anual es estancamiento y retroceso. Hay que diseñar un conjunto de medidas, de proyectos que aseguren un crecimiento de al menos el 3%, para invertir, tener políticas sociales, educación, salud, seguridad y no precipitarnos en el endeudamiento y por lo tanto la inflación y el empobrecimiento de las mayorías.

Obviamente que no debemos levantar la bandera casi única y fanática de reducir el déficit fiscal, para fracasar estrepitosamente como lo está haciendo este gobierno, pero la izquierda, el progresismo, aprendimos que los equilibrios pueden y deben ser un poderoso instrumento de seguridad, de confianza y de avance sostenido, si le aplicamos la audacia, la inteligencia y sobre todo la sensibilidad de izquierda necesaria.

Para ganar hay que incluir al campo, todos los sectores sociales de la campaña, pero para gobernar y crecer hay que tener una política que nos dio mucho resultados en el pasado, pero hay que renovarla, ampliarla, profundizarla. ¿Cómo hacemos para aumentar mucho la producción agropecuaria, forestal? No lo logramos flotando detrás del clima, sino logrando aumentar la producción y eso se llama tecnologías, equipos, pero sobre todo riego, una cantidad de decenas de miles de hectáreas regadas anualmente  y con mecanismos de cooperación para el uso del agua. Tenemos el agua, tenemos las tierras y tenemos la experiencia.

Este es un solo ejemplo. El otro es el de la logística nacional y regional, ferrocarril, puertos, esclusas, y una política para atender a muchos más usuarios que nuestros productores y exportadores e importadores, una verdadera política de cooperación e integración.

Las tecnologías de la información, la producción que está unida a los servicios tecnológicos, a la capacidad del personal, a los centros de apoyo y telecomunicaciones, tienen una buena base para ser una de las locomotoras del país y seguir creciendo.

En cuanto a servicios tendremos algunos años una enorme incógnita que es el turismo, por la situación del principal mercado, la Argentina y cuál será el impacto de las nuevas políticas económicas, ultra liberales.

El otro sector clave que está asociado a todos los anteriores es la energía, hemos avanzado y cambado - durante el gobierno del FA - la matriz energética, pero todavía es muy cara y dificulta, frena todas las producciones de alto consumo de energía. Con los costos actuales de la energía, el riego enfrenta dificultades serias. Cualquier proyecto nacional debe retomar el avance planificado y sustentable de la producción energética y reducir su costo.

Otro aspecto, que aunque parcial en relación a la enseñanza, tiene su importancia y sus antecedentes en las reformas históricas de la enseñanza pública. El problema más complejo que enfrentamos es la enseñanza secundaria y un aporte importante sería completar en todos los departamentos institutos de formación de profesores para el segundo ciclo. Aportaría a mejor el nivel educativo y a un impacto laboral calificado y descentralizado.

Estas son solo algunas ideas, pero el Proyecto Nacional, debe ser social, económico, productivo, de seguridad, de seguridad ambiental, energético, innovador, educativo, cultural, de cambios y avances en la salud y de una política internacional, menos gritona y con resultados.

Lo que aprendimos en los quince años de gobierno, es que siempre se trata de políticas y no solo de gestión y que la capacidad técnica y profesional, el Estado, del sector privado, del sector cooperativo, deben actuar armónicamente.