por ESTEBAN VALENTI
MONTEVIDEO (Uypress) - Con estos temas no juego ni nunca jugué, ni lo hice cuando en el 2018 anuncié que por ese camino el Frente Amplio perdería las elecciones, lo hice en artículos y también con comunicaciones a los principales dirigentes del FA. Me he equivocado en muchas cosas, pero en esas, que son definitorias, no.
Estamos ante una situación muy grave para el futuro del Frente Amplio, para sus posibilidades de ganar las elecciones en octubre o en noviembre y en definitiva para su propio futuro. Una nueva derrota de parte de la derecha, luego de un gobierno como el que estamos soportando y por las circunstancias que voy a relatar pondría en peligro las bases mismas de la unidad de la izquierda en el Uruguay.
Hace varios meses, como muchos de ustedes, incluso algunos que conocen perfectamente la situación y la apoyaron o se opusieron, dentro del Partido Comunista se formularon una serie de preguntas.
¿Cómo fue posible que el PCU con sus fuerzas sindicales se sumara a un texto de reforma constitucional sobre las jubilaciones y pensiones apoyando una iniciativa y un texto impulsado por sindicatos que representan una minoría muy clara dentro del PIT CNT, y oponiéndose a las opiniones de la mayoría de los partidos y sectores del Frente Amplio? Nunca antes había ni habría sucedido con el PCU histórico, ni en el Frente Amplio.
¿El objetivo principal es la tal reforma constitucional? Estamos hablando de dirigentes que saben leer perfectamente las encuestas, que tienen experiencia política y que saben establecer sus prioridades.
Hicieron ese movimiento no por el plebiscito, sino por la batalla por triunfar con la candidatura de Carolina Cosse a la Presidencia e imponer una clara hegemonía en el Frente Amplio.
Hasta hace unos pocos días era simplemente una especulación mía, pero por cuatro vías diferentes, algunas del propio PCU y de sectores aliados y de la propia candidatura de Cosse, me lo han confirmado plenamente. Y si fuera poco me lo confirmaron otros dirigentes sindicales. Por ello, a pesar de las encuestas se muestran seguros de ganar en junio.
La campaña por la recolección de 260 a 280 mil firmas para convocar al plebiscito tiene como objetivo principal, tanto del punto de vista de contactar y conversar con esos ciudadanos, recoger los datos para ser utilizados en las elecciones internas del 30 de junio de este año en las elecciones internas.
No es un objetivo explícito, formulado públicamente, es conocido por los principales dirigentes, discutido y aplicado como el centro de su campaña electoral y como sub producto es una campaña por la lista 1001, porque la capacidad de recolección de firmas del PCU en comparación con el PS y otros sectores menores es muy superior.
Ellos estiman y discuten que se puede contar y movilizar el día de las elecciones internas el 70% de los firmantes 260-280 mil firmas, es decir entre 182.000 y 196.000 votantes en las internas para la candidatura de Carolina Cosse y las listas que apoyan su candidatura, en especial de la 1001.
El Frente Amplio a través de su presidente Fernando Pereira anunció hace pocos días que el Frente se propone llegar en la campaña hacia junio, a 1 millón de ciudadanos y lograr que 400 mil de estos vayan a votar. De acuerdo al cálculo de los promotores de la recolección de firmas y con las cifras que ellos manejan, el triunfo estaría garantizado a través de la operación Plebiscito.
Lo peor que nos puede suceder es que no conozcamos los hechos, los planes y vivamos en el limbo, eso es un atentado contra la unidad de la izquierda que no tiene antecedentes, es una MANIOBRA para asegurarse la hegemonía en el FA a través de un camino totalmente tortuoso y anti unitario.
Saben leer perfectamente las encuestas y saben que entre Orsi y Cosse hay una diferencia a favor de Yamandú de no menos de 10 puntos, en los que declaran su intención de voto hacia junio y mayor aún hacia octubre. Pero esta "operación" política, pero sobre todo maniobra técnica electoral, les permitiría modificar estos resultados.
Saben leer las encuestas y saben que con ORSI las posibilidades de que el FA y con aliados que se van incorporando, tenemos muchas más posibilidades de ganar, no solo porque los votos a favor de ORSI son claramente mayoritarios, sino porque los votos contrarios, es decir, las resistencias de la otra candidata son claramente mayores y son muchos. Y son una tendencia sostenida y negativa.
Lo sabemos en el FA, los votantes del FA y lo saben perfectamente los dirigentes de la coalición multicolor y los analistas políticos que lo han manifestado en múltiples ocasiones. Los multicolores hicieron, hacen y harán todo lo posible para facilitar esa posibilidad de enfrentar a Delgado y Cosse, es la única posibilidad que tienen de ganar. Las encuestas son claras y constantes y ellos no duermen.
Hay otros aspectos que aumentan la peligrosidad de esta maniobra.
Primero, en caso de ganar el plebiscito y cualquiera de los candidatos del FA, aspectos fundamentales de su programa, como el cambio en serio y bien discutido con la sociedad de todo el sistema de seguridad social estará definitivamente liquidado, como las políticas por la niñez pobre, por el salario mínimo, como los recursos presupuestales en su conjunto, es decir, toda la política económica del nuevo gobierno, o la reforma de la Caja Bancaria. No les importa, al contrario, es el gobierno en disputa, hipotecándolo todo...
Segundo, además de comprometer las posibilidades electorales del FA y el impacto que podría tener una segunda derrota con un gobierno como este, permitiéndoles distorsionar el debate programático y político y situándose ellos como uno de los ejes con el plebiscito, y dando espacio legal y político para que todo el gobierno y el Presidente participen activamente de la campaña electoral. No les importa, es todo o nada.
Tercero, como ya el dominio de la estructura del propio FA no les alcanza, abre la puerta a que se utilicen mayorías con fuerzas sindicales y de afuera del FA, lo que compromete el futuro de la unidad seriamente. Están dispuestos a afrontar el peligro, es todo o nada, es la hegemonía no por la mayoría política o ideológica, sino por una maniobra.
Es la negación más absoluta de la tradición y la historia del Partido Comunista, el otro, que supo, tanto en la unidad sindical en la CNT, como en la formación del FA incorporar la unidad concreta, la generosidad, la amplitud como un elemento fundamental e insustituible, en 1971 cuando se formó el FA, incluso en las candidaturas de la 1001, en 1984, en 1989 con la candidatura de Tabaré Vázquez a la Intendencia de Montevideo, cuando el PCU tenía una amplia mayoría en las bases y en los votos, incluso aceptando que los dos primeros lugares en la lista al senado fueran ocupados por Danilo Astori y Germán Araujo, mientras que Jaime Pérez (Secretario General) y Rodney Arismendi (Presidente del PCU) ocuparan el 3er y 4to lugar, arriesgando no tener un senador propio luego de muchas décadas. El PCU lo hizo, porque los objetivos unitarios valían mucho más. Uruguayos, Frenteamplistas y comunistas, esa era la línea. Ahora es una maniobra.
Ahora es todo lo contrario, es utilizar la propuesta de sectores externos al FA, minoritarios en el PIT-CNT, para montar esta operación, que no tiene el mínimo carácter ideológico ni siquiera político, es lisa y llanamente una maniobra muy peligrosa.
¿Qué hay que hacer? Primero informar, decir la verdad y discutir en serio. En el FA no hay idiotas y dormidos, dispuestos a dejarse manipular de esta manera.
Segundo, discutir y que cada uno se asuma sus responsabilidades, en especial los dirigentes. Cada vez que el apetito por el poder fue superior a los principios, perdimos feo.
El argumento que se apoya y se firma por el plebiscito es para que la gente se pueda expresar, es una maniobra sin sustento. ¿Acaso firmamos y apoyamos el plebiscito impulsado por Larrañaga, o para bajar la edad de imputabilidad? No, y es obvio. ¿Por qué tenemos que mentirle a la gente, a nuestra gente que este es el camino para anular una pésima ley de jubilaciones y pensiones, cuando el objetivo es muy distinto y cuando compromete cosas mucho más importantes, como el futuro gobierno del FA y una reforma realmente progresista de todo el sistema de seguridad social, en el marco de una política económica, social e institucional progresista?
Otro aspecto tiene que ver con la pasión y la concentración de los principales dirigentes, los más populares del PCU, que se dedican casi exclusivamente al plebiscito, como si ese fuera el único y principal problema nacional. Y ellos saben perfectamente que la propuesta del FA de un amplio debate y una reforma integral del sistema de seguridad social sería una solución legal y sobre todo, social y política.
Las experiencias de las izquierdas que se jugaron todo a una reforma constitucional mucho más amplia y fracasaron estrepitosamente están a la vista y muy cerca de Uruguay.
Me costó mucho escribir esta columna, pero mucho más me hubiera costado callarme y ser cómplice.