El buque patrulla de alta mar multipropósito Raimondo Montecuccoli de la Armada Italiana zarpó del muelle de Sans Souci, Santo Domingo, con rumbo a Panamá como parte de la campaña de navegación alrededor del mundo que recorre el viaje del famoso crucero Montecuccoli, que en 1956-1957 sirvió como buque escuela para la Academia Naval.
Al llegar a Santo Domingo el 21 de mayo procedente de Miami, el Montecuccoli fue recibido con una ceremonia de bienvenida por las autoridades dominicanas.
En presencia del embajador Stefano Queirolo Palmas, el comandante, capitán de fragata Alessandro Troìa, fue recibido por el comandante general de la Armada Dominicana, vicealmirante Agustín Morillo Rodríguez.
Montecuccoli permaneció tres días, durante los cuales llevó a cabo diversas actividades de promoción dirigidas a las autoridades locales y a la población civil. El barco se abrió al público los días 22 y 23 de mayo, lo que permitió a cientos de visitantes explorar sus tecnologías avanzadas y la excelencia italiana a través de visitas guiadas por la tripulación.
La tarde del 23 de mayo se celebró una recepción a bordo del Montecuccoli a la que asistieron alrededor de 100 invitados, entre autoridades locales, representantes de la comunidad italiana y el cuerpo diplomático acreditado.
Durante el acto, el embajador Queirolo Palmas subrayó el valor de la "diplomacia naval" italiana, "no sólo un gran esfuerzo organizativo y de proyección internacional del país, sino también un ejemplo de tecnología de vanguardia y de una tradición manufacturera fuera de lo común".
A continuación, el máximo representante diplomático italiano en República Dominicana destacó el éxito comercial de la producción naval italiana, ya encargada por numerosos países, entre ellos Estados Unidos, Indonesia, Qatar, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, y recordó la contribución de la diáspora dominicana en la construcción del buque patrulla.
Una parte importante de esta comunidad, radicada en Italia, trabaja de hecho en la industria naval de Liguria, en particular en La Spezia, precisamente donde se encuentran las plantas de producción que construyeron el Montecuccoli.