Imagino hoy vivos a Seregni, Ferreira Aldunate, José Batlle y Ordóñez o
Luis Alberto de Herrera y me pregunto a quien votarían. También
imagino las mentes de un Churchill o un De Gaulle! ¿Que difícil no?
Antes los políticos se separaban por IDEAS, hoy se destrozan por
casos de corrupción, por desfalcos, por tráfico de influencias,
amiguismos crónicos o por tratar de ayudarse con la IA para descubrir
una falla, un porro o un gramo de cocaína en el pasado de un
adversario.
La tristeza me inunda realmente porque este fenómeno, luego de haber
sido altamente probado con éxito en el primer mundo,
lamentablemente, llegó también a Uruguay y a “casi” todo el planeta.
Y claro!! Cuando esos grandes líderes vivían no había redes, no había
esa rabia descontrolada de los trolls, esa maldad generalizada, esa
falsa intelectualidad o esas mentiras anglosificadas que hoy se llaman
“fakes”.
También me da mucha tristeza que, de un lado haya una coalición
formada por MPP y PCU, lo más extremo de la izquierda y por otro lado
hay otra coalición que, no siendo tan extremista de derecha, tiene, en
su seno, a varios derechistas extremos.
Hablar hoy de “honestidad” de cualquier tipo, por parte de cualquiera de
las opciones es, por decir poco, absurdo, por no decir ridículo. En todos
los gobiernos de Uruguay, desde su fundación, hubo más o menos
corrupción y no quiero hacer un resumen porque no me alcanzaría la
Enciclopedia Británica para describirla.
Obviamente no somos Argentina, Bolivia, Colombia, Perú o Brasil , pero
nadie podría olvidar casos como el Cangrejo Rojo, la Infidencia, los
casinos que pierden dinero (único caso en la historia de la humanidad),
un Vicepresidente formalizado, Ministros o Intendentes de todos los
departamentos, desde Montevideo a Canelones, a Artigas o Paysandú
o Colonia, envueltos en casos de apadrinamientos de parientes o
amigos o favores sexuales. Sin embargo lo que sí juega en todas las
canchas es el principio del ADN batllista de nuestra población, un ADN
que no puede ser manoseado demasiado porque, el partido que lo
haga, perderá las elecciones. Es como una especie de fantasma que
atraviesa todos los sectores de nuestro país. Y el Pepe Batlle siempre
está allí. Ese socialdemócrata, tirando a socialista (no marxista) que
siempre vio el Estado como el centro de la RES PÚBLICA de la cosa
pública.
Mientras que el mundo entero comenzó, hace ya décadas, a ver los
frutos de la libertad económica, de la desmonopolización constante y el
libre mercado, queda, en muchos países de nuestro continente, una
masa crítica romántica que aún le duele terriblemente reconocer
dictaduras como Cuba, Nicaragua o Venezuela. Obviamente, también
hay una masa crítica, mucho más chica, que sigue el romanticismo del
sionismo o del nazismo. En el siglo pasado, quizás la primera que
podría asemejarse (con mucha distancia pero en el mismo sentido) fue
la Dama de Hierro que logró tener un Reino Unido más fuerte
privatizando todo.
¿Como liberarse del liberalismo o del comunismo? Fórmulas mágicas
no hay y la política sigue su continuo desgaste, casi tan rápido, por lo
menos en Uruguay, que la credibilidad en el PIT-CNT.
¿Hace cuantas elecciones que escuchamos los politólogos decir que
“la elección se decide por el centro político!”. En estas también, que
habrá que definir en pocos días, todos los calderines, llamadas hoy
“redes sociales” (siempre redes son), apuntan al centro moderado.
Quizás el que tiene más problemas y calderines más pequeños, es el
FA que, sin dudas, perdió el centro desde que llegó el MPP y esa
antigua lucha con el PCU, por su parte, propició también un crecimiento
del comunismo.
En la otra coalición republicana que ya abre el paraguas sosteniendo
que, ganen o pierdan, van hacia un lema único como lo hizo desde el
principio el FA, tampoco es fácil la cosa. El crecimiento del PC fue a
desmedro de la casi extinción de Cabildo Abierto y hubo 2 novedades
de último año que tienen nombre y apellidos: Andrés Ojeda y Pedro
Bordaberry. Este último, que prendió los motores hace pocos meses, ya
vio como su lista logró superar holgadamente a la del mismo candidato
colorado. Por el lado del PN, todos suponían que, con la sorpresiva
inclusión de Valeria Ripoll a Vice, hubiera quedado cerca del 20%.
Practicamente quedó con la misma proporción que obtuvo el actual
Presidente.
En fin, todo esto me hace acordar al árbitro que, junto a los capitanes
decide con una moneda para que lado se juega…...es cara o cruz!
STEFANO CASINI