Un controvertido proyecto, que cuenta con aval de la Iglesia, podría terminar en la demolición del Luna Park, un emblemático estadio techado del deporte y el espectáculo de Buenos Aires, donde Diego Maradona celebró su fastuosa boda en 1987 con el plantel del Napoli, aunque el Papa Francisco tiene la facultad de frenarlo.
El actual propietario del Luna Park es Stadium Luna Park S.A., empresa de la que son accionistas por partes iguales el Arzobispado de Buenos Aires -a través de Cáritas- y la Institución Salesiana, que el 16 de octubre pasado aprobó por unanimidad la entrega en concesión.
El Luna Park fue cedido a DF Entertainment, propiedad de la empresa estadounidense Live Nation Entertainment Inc.

 

y su socio local, Diego Finkelstein.

 

La compañía extranjera es propietaria del 51% de DF Entertainment, que será el gerenciador del estadio.
A pesar de que el Luna Park es Monumento Histórico Nacional y además tiene protección patrimonial e histórica de la Ciudad de Buenos Aires -lo que impide demoliciones y hasta cambios en su estructura e interior-, el contrato de concesión firmado por la Iglesia autoriza a demolerlo si se logran los permisos requeridos, adelantan fuentes cercanas al expediente.
El proyecto de demolición requiere ser aprobado por la Comisión Nacional de Monumentos y por el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires -ya adelantó que es inviable- e incluso, el contrato de concesión también prevé que el Papa Francisco lo apruebe como condición previa para el inicio de las obras.
El nuevo edificio, que ya está proyectado, sería mucho más grande, ya que el proyecto del concesionario pretende llevar el aforo máximo de los actuales 8.500 espectadores a 13.000, un aumento del 53%.
La fecha de entrega del estadio al gerenciador fue acordada para el 2 de enero de 2025 y el plazo de la concesión es de 20 años, sumados a otros 20 de prórroga.
La inversión inicial a cargo de Live Nation Entertainment y DF Entertainment para la obra es de 34 millones de dólares, destinada a demoler el Luna Park. Según fuentes cercanas al asunto, el concesionario se obliga a pagarle a la Iglesia un millón de dólares de prima al tomar posesión del inmueble y, además, le garantiza un mínimo de un millón de dólares anuales durante la vigencia del contrato.
Por ser Monumento Histórico Nacional y estar ubicado en un Área de Protección histórica, existen una serie de restricciones y limitaciones que se deben respetar en caso de querer modificar el Luna Park.
Además de diversos estamentos de la Ciudad de Buenos Aires (medirán deterioro del patrimonio histórico, impacto ambiental, etc.) será necesaria la aprobación del Papa Francisco, aunque si no responde, el silencio se considerará como aprobación tácita, dicen expertos locales.
Si el Luna Park se demoliera total o parcialmente, sería el primer caso de un inmueble declarado Monumento Histórico Nacional de Argentina en seguir semejante suerte.
Construido en 1932, fue durante décadas un templo del boxeo, que albergó combates de grandes campeones mundiales locales como Carlos Monzón y Nicolino Locche, también fue sede del Mundial de Básquetbol de 1950.
Además del fastuoso casamiento de Maradona, allí se realizó el funeral de Carlos Gardel y en su escenario cantó Frank Sinatra. La otrora dueña de la parte mayoritaria de la sociedad propietaria del estadio, Ernestina de Lectoure, legó en 2013 el Luna Park, en partes iguales, a sus actuales propietarios: Cáritas, administrada por el Arzobispado de Buenos Aires, y la Sociedad Salesiana.