Humanista, impresor y sobre todo editor, Aldo Manucio -el creador del formato del libro de bolsillo y la tipografía itálica- rescató y editó desde sus talleres venecianos decenas de obras clásicas en pleno Renacimiento, dejando una huella perdurable incluso en la moderna industria editorial.
Manucio había nacido a mediados del siglo XV en Bassiano, por entonces parte de los Estados Pontificios, y fue educado en latín y griego. En 1490 se estableció en Venecia, donde dio vida a las primeras ediciones de la imprenta aldina, con ayuda de estudiosos griegos y expertos en la composición de textos en aquellas entonces pioneras imprentas de tipos móviles.
Anticipándose varios siglos a las teorías contemporáneas del "lector in fabula", editó más de un centenar de trabajos literarios, filosóficos y científicos de autores como Aristóteles, Platón, Horacio, Virgilio, Tucídides o Sófocles.
Para gran parte de ellos, escribió textos introductorios donde define su tarea como editor, se dirige directamente al lector e incluye desde consejos hasta advertencias: se trata de las cartas prologales ahora reunidas por el sello Ampersand en "De re impressoria. Cartas prologales del primer editor", con introducción de Tiziana Plebani y selección, traducción y notas de Ana Mosqueda.
Como apunta Plebani en la introducción, "un eje central del pacto con el lector fue, sin duda, el conjunto de prefacios y advertencias que Aldo insertó en la mayoría de las ediciones que salieron de su taller, especialmente en aquellas que caracterizaban su proyecto editorial; de este modo inventó una nueva y peculiar cercanía y conversación con los lectores".
Entre sus muchas innovaciones, destaca a su vez Ana Mosqueda, "es posible agregar que con Manucio la estética de la página comenzó a pensarse por su valor artístico y por su legilibilidad y que con el formato de bolsillo Aldo instaura nuevos modos de lectura, ya no mediada por el aparato crítico, y practicable en circunstancias antes impensables, como viajes y paseos.
Además, por considerar el libro como instrumento y objeto, creó nuevos dispositivos para la lectura: signos de puntuación, número de páginas, índices, etcétera. Algunos de ellos ya existían, ciertamente, pero nadie antes de Aldo los aplicó y experimentó con igual sistematicidad en el libro impreso.
La edición incluye un glosario de los términos empleados por Manucio en sus impresiones y ediciones, prueba tangible de aquella cultura del Renacimiento que sigue teniendo ecos hasta la actualidad
Los prólogos de Aldo Manucio, en español
El humanista italiano fue el primer editor de la historia