"Bosco", película documental sobre un pueblo italiano de 13 habitantes del que salió el bisabuelo de la directora para emigrar a Uruguay, está "llevando a las nuevas generaciones de uruguayos a conocer sus orígenes", dijo a ANSA su Alicia Cano Menoni.
"A raíz de Bosco nos escriben muchas personas que nos dicen: ahora iré a conocer mi pueblo de origen", señala Menoni, que dice que, para su sorpresa, la cinta tuvo una gran aceptación en el público joven.
A diferencia de la generación de su abuelo, cuando no era frecuente viajar, ahora "las nuevas generaciones se están replanteando ir a conocer de dónde venimos. Conocer nuestros orígenes nos hace proyectarnos al futuro con los pies más en la tierra", apunta.
Cuando ella llegó por primera vez a Italia, en 2006, y le preguntaron por el lugar que quería visitar, ella no lo dudó: el Bosco.
"Fui con una imagen mental construida por mi abuelo. Quería contar mi infancia. Él me prestó su sueño de conocer Bosco y yo llegué con ese sueño. Se satisficieron sus ansias pero se abrieron las mías vinculadas al desarraigo y al origen, y tuve la necesidad de registrarlo todo".
"Bosco" se ha convertido en la película uruguaya más taquillera del año, con 24 semanas ininterrumpidas en cartelera y acumula 15 premios internacionales como la Biznaga de Plata al mejor documental en el Festival de Málaga (España) o el Premio Especial del Jurado en el Festival dei Popoli (Italia), además de ser candidata al Goya a Mejor película iberoamericana.
Menoni, de promoción estos días en España, donde se estrena mañana, achaca el éxito a que es "una película en la que todas las personas pueden conectar con sus orígenes y a que trata sobre los pueblos y una forma de vida que están desapareciendo", añade.
En Uruguay "nuestras raíces se encuentran en los barcos que vinieron de Europa. La gente conectó con la fantasía del pueblo perdido".
Este es el caso de su abuelo, Orlando Menoni, de 103 años, quien desde su patio de Salto, al otro lado del océano, parece conocer Bosco (Massa-Carrara) más que nadie.
Alicia, su nieta, estuvo grabando a lo largo de 13 años en el pueblo: "Fue filmar un lugar que desaparece", pues de los 29 habitantes que tenía al principio ahora quedan 13.
El resultado fue un "relato más emocional que narrativo" con paisajes evocativos.
En la cinta aparecen temas como "la inmigración, la vejez, el pasado del tiempo, el amor, la familia, el hogar y qué es la casa, que es una pregunta que atraviesa la película".
También muestra a "los personajes que aprenden y enseñan a despedirse, a dejar ir y al mismo tiempo dejar dentro. Cuando nos despedimos, una vida se va, una casa, mi abuela se va, pero la llevo adentro. Hacer de las despedidas algo más bello y menos dramático".
Señala que del Bosco le sorprendió que pese a su tamaño "la vida es muy intensa porque está muy vinculada con la naturaleza. Siempre hay algo que hacer en el Bosco, cosechar, limpiar... y en una vida absolutamente analógica".
La cinta también muestra el cuidado de los recursos por parte de sus habitantes, así como de las personas.
"Deberíamos tomar lo bueno del pasado, muchas cosas que tienen que ver con el cuidado de las cosas, o el conocimiento ancestral de utilizar las raíces para sanar. Y también el encuentro, pues si en el pueblo son 13 habitantes y uno se enferma hay una procesión a la puerta de personas para cuidarlo.
En cambio en una ciudad se nos muere un vecino y nos enteramos por el olor que sale de la puerta", dice Menoni.
El mundo, dice, "está lleno de Boscos. Deberíamos amarlos, preservarlos, dejar que sigan su curso y aprender de ellos porque tienen tanto que enseñar".
Aunque este Bosco "vaya desapareciendo me gusta pensar que hay un ser que encuentre ahí su lugar en el mundo, que puede ser un zorro, un lobo, no tenemos por qué ser los humanos", afirma.
“Bosco” lleva uruguayos conocer orígenes Italia
Documental sobre pueblo italiano de 13 habitantes